El choque entre quienes protestan contra la injusticia racial en Estados Unidos y el Gobierno de Trump no solo se vive con renovada intensidad en lugares del país donde el presidente ha desplegado agentes federales, como Portland, este mes, o Washington DC, en junio. Ayer la guerra se trasladó con toda su virulencia al Congreso, concretamente al comité judicial de la Cámara baja, donde se vivieron tensos enfrentamientos de los demócratas con William Barr, el fiscal general de Trump.

Los demócratas renovaron sus contundentes denuncias contra Barr por politizar el Departamento de Justicia, ponerlo "al servicio del presidente". Barr y los republicanos, por su parte, reiteraron el mensaje de la Administración de que el despliegue es necesario para frenar actos de violencia contra propiedades federales. Y la sesión, de más de cuatro horas, fue la última exposición del relato divergente, con dos versiones opuestas de la realidad, que es la norma más acentuada cada día que se acercan las presidenciales del 3 de noviembre.

Fue el presidente del comité, Jerry Nadler, quien abrió fuego, cuestionando tanto el desalojo violento de manifestantes pacíficos frente a la Casa Blanca para que Trump pudiera hacerse una foto en junio como el despliegue federal reciente en Portland. "El presidente quiere material gráfico para sus anuncios de campaña y usted parece estar sirviéndoselo como se lo pide", le dijo el demócrata. "Están proyectando miedo y violencia en toda la nación persiguiendo obvios objetivos políticos", espetó también Nadler, que acusó al titular de Justicia de "suprimir inconstitucionalmente y a la fuerza el disenso".

El republicano Jim Jordan emitió un vídeo con imágenes de pillajes, saqueos y violencia que salpicaron los primeros días de las protestas tras la muerte a manos de la policía de George Floyd. Y como otros republicanos después o el propio Barr, repitió el discurso de Trump que identifica las protestas con "turbas anarquistas".

Barr abrió su testimonio reconociendo el "horrible asesinato de Floyd", pero luego se mostró "en desacuerdo con la idea de que exista un problema de racismo sistémico en la policía" de EE UU y denunció que las protestas se han transformado en una "demonización" de esas fuerzas del orden.

Los demócratas llevaban más de un año buscando la comparecencia de Barr, un esfuerzo que pusieron en marcha después de que tergiversara el contenido del informe del fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa y la potencial obstrucción a la justicia que fue la base del impeachment al Presidente.

Con todo, Barr alimentó las denuncias infundadas de Trump sobre la posibilidad de que la expansión del voto por correo lleve al fraude. Y hasta se mostró dubitativo a la hora de negar que un presidente no puede aceptar asistencia extranjera en unas elecciones.