Un nuevo caso de espionaje tensa todavía más la crisis diplomática que protagonizan estos días Estados Unidos y China. El viernes pasado un ciudadano de Singapur se declaró culpable ante un tribunal estadounidense de actuar bajo la dirección de responsables de Inteligencia chinos para obtener información confidencial de oficiales de EEUU. Yeo Jun Wei, también llamado Dickson Yeo, reconoció haber actuado dentro de EEUU como "agente extranjero ilegal".

La confesión de Jun Wei coincide estos días con el cierre mutuo de consulados -el de China en Houston y el de EEUU en Chengdu- y con la detención de tres investigadores chinos acusados de ser infiltrados del Ejército del país asiático tras mentir sobre su pasado militar cuando entraron en el país.

En el caso de Jun Wei, los documentos judiciales recogidos por el diario 'The Straits Times' indican que el acusado utilizó su consultoría política en territorio estadounidense como tapadera para recopilar información de empleados militares y gubernamentales estadounidenses.

Jun Lei, que fue detenido hace un año, les pagaba para escribir informes que, según él, estaban destinados a clientes de Asia, pero que en realidad eran enviados al Gobierno de Pekín sin su conocimiento.