Es un complejo moderno y funcional, que combina el ladrillo con vistosas cristaleras; está localizado en un céntrico barrio en pleno proceso de gentrificación, con bloques de pisos de lujo en construcción y junto al encantador canal Vodootvony, construido en 1780 por la zarina Catalina la Grande para reducir el riesgo de inundaciones en Moscú. Eso sí, apenas dos manzanas en dirección norte, la calle se torna en un espacio desangelado, una estampa propia de tiempos soviéticos y, si se quiere, una visual metáfora de que en Rusia, la prosperidad de la que disfruta el inquilino del vistoso edificio en cuestión se erige precisamente sobre el caos originado por la desaparición del imperio comunista.

El locatario de este espacio de oficinas es Deutsche Bank Ltd, subsidiaria rusa de la matriz homónima alemana (Deutsche Bank o DB) y convertido en uno de los principales bancos extranjeros del país tras obtener su licencia en 1998. El reciente veredicto del Tribunal Supremo de EE UU, que acaba con el secreto de las cuentas del presidente, Donald Trump, podría llegar a sacudir a la entidad hasta sus cimientos. Y no solo en la filial moscovita de DB, sino también en las sedes de Fráncfort o Nueva York. Varios comités del Congreso de EE UU intentan dilucidar si la lluvia de préstamos que recibió el magnate neoyorquino de dicho banco pese a su nefasto historial crediticio, repleto de morosidad y bancarrotas, venía de alguna forma avalada por dinero ruso, convirtiéndose el vínculo financiero en una suerte de correa de transmisión de la influencia del Kremlin en el presidente de Estados Unidos.

De momento, ninguna prueba concluyente sobre semejante conexión ha salido a la luz; gran parte de lo que se sabe lo declaró Val Broeksmit, hijo adoptivo de William Broeskmit, un importante ejecutivo de DB que acabó suicidándose en 2014 en Londres por causas no esclarecidas. Tras la muerte de su progenitor, Val pirateó documentos confidenciales del ordenador de William y se convirtió en el principal denunciante de las prácticas bancarias de DB relacionadas con Trump.

Entre sus muchas revelaciones, Broeksmit hijo aseguró en enero, en un comunicado publicado por la web de investigación Forensic News, haber informado al FBI en 2019, tras examinar los papeles de su padre, que había llegado a la conclusión de que algunos préstamos de Trump venían garantizados por VTB, un banco propiedad del Estado ruso que detenta el 60,9% de sus acciones. "La garantía personal que se requería a Donald Trump (para que DB le abriera líneas de crédito) con el tiempo perdió su valor; el equipo de Trump en DB buscó fórmulas creativas para evitar las salvaguardas establecidas institucionalmente por DB, y ya sea por casualidad, ya sea por decisión del propio Trump, los préstamos acabaron siendo avalados por VTB", reza la declaración.

"No tenemos una prueba, al menos definitiva; tenemos, eso sí, las declaraciones del denunciante (Broeksmit) y comentarios off the record que indicaban que VTB avalaba préstamos", admite en un email Scott Stedman, al frente de Forensic News. Sin embargo, enfatiza Stedman, sí está constatada la concesión de créditos por parte de Deutsche Bank Trust Company Americas (DBTCA), la filial estadounidense de DB, tanto a Trump como a su yerno Jared Kushner, en un momento en que esta entidad estaba fuertemente endeudada con el citado banco ruso VTB. "Puede ser probado, más allá de toda duda, que DBTCA tenía importantes pasivos con el Kremlin en 2013 que ascendían a 1.000 millones de dólares", explica el reportero.

De ser verdad, dichas acusaciones no sorprenderían a quienes han seguido la trayectoria del banco alemán en el espacio posoviético, plagada de irregularidades y millonarias sanciones por prácticas poco transparentes. En un informe interno difundido por "The Guardian" hace dos años, el propio banco admitía la posibilidad de que fuera sancionado con multas de 20.000 millones de dólares e incluso inculpaciones de altos directivos por su papel en la denominada "lavandería rusa", un vasto esquema de blanqueo de capitales rusos hacia el sistema financiero occidental por importe de 80.000 millones de dólares entre 2010 y 2014.

En 2019, la Comisión de Valores y Cambio de EE UU, el ente regulador estadounidense de los mercados financieros, impuso una multa de 16 millones de dólares a Deustche Bank por violar las leyes locales de corrupción. la sanción fue, en concreto, por contratar a familiares de miembros del Gobierno en Rusia (y también China) para "influir de forma ilícita" y lograr así "nuevos clientes". VTB, el principal socio de DB en el país de Putin, también exhibe una dudosa reputación internacional.