El próximo lunes está previsto que Estados Unidos retome las ejecuciones de casos federales después de que el Gobierno de Donald Trump pusiera fin hace casi un año a una moratoria informal decretada en el país en el 2003. "Debemos a las víctimas y sus familias cumplir la sentencia impuesta por nuestro sistema judicial", declaró el fiscal general, William Barr, el 25 de julio del 2019.

Varios recursos judiciales obligaron al Departamento de Justicia a retrasar el inicio de las ejecuciones, previsto para el pasado diciembre. El Ejecutivo ha ido ganando todas las apelaciones y en junio el Tribunal Supremo le permitió volver a aplicar la pena de muerte en casos federales, un castigo reinstaurado en el año 1988 pero que solo se ha aplicado en tres ocasiones.

Más de 1.000 líderes religiosos reclamaron el pasado martes a Trump que desista en su decisión de retomar las ejecuciones a nivel federal tras el paréntesis de 17 años. "Cuando nuestro país se enfrenta a la pandemia del covid-19, a una crisis económica y al racismo sistémico en el sistema legal criminal, deberíamos enfocarnos en defender y preservar la vida, no en llevar a cabo ejecuciones", manifestaron en un comunicado líderes de diferentes confesiones cristianas, entre ellos los evangélicos, un grupo al que el presidente quiere cortejar con vistas a los comicios del próximo noviembre.

Supremacista

El preso ejecutado el lunes es Daniel Lewis Lee, un supremacista blanco de 47 años sentenciado a muerte por matar en Arkansas en enero de 1996 al matrimonio formado por William y Nancy Mueller y a su hija Sarah, de 8 años.

Junto con Chevie Kehoe, líder de la banda de supremacistas, allanaron la vivienda de los Mueller con la intención de robar armas y dinero en efectivo. Cuando entraron, descubrieron que la familia estaba dentro y decidieron dispararles, ponerles bolsas de plástico en la cabeza, cargarlos con piedras y lanzarlos a un pantano cercano para hacer desaparecer sus cuerpos. La familia de las víctimas ha pedido que no se le ejecute. "Daniel Lee dañó mi vida, pero no creo que quitándole la suya vaya a cambiar mi situación, soy incapaz de ver cómo ejecutando a Daniel Lee se honra a mi hija en ningún sentido. En realidad, es como si ensuciaran su nombre porque ella no querría eso y yo no lo quiero. Esa no es la forma en que debería ser, no la del Dios al que sirvo", ha dicho la madre de Nancy, Earlene Branch Peterson.

Por su parte, el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, el español Josep Borrell, mostró ayer su "firme oposición" a la decisión del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de reanudar la pena de muerte federal después de una pausa de 17 años. esta decisión. "Va en contra de la tendencia general en EE UU y en todo el mundo de abolir la pena de muerte, ya sea por ley o en la práctica", afirmó.