El Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular (ANP) el Legislativo de China ratificó ayer la controvertida ley de seguridad de Hong Kong, que entrará en vigor de inmediato pese a las protestas internas y la presión internacional en contra de la normativa.

Pekín apuesta así por la mano dura para poner fin a las protestas antigubernamentales que el movimiento prodemocrático de la ciudad viene organizando desde mediados del año pasado, en las que el régimen chino ve una "mano negra" extranjera, apuntando a Washington.

Entre los detalles publicados hasta ahora por la prensa oficial de los 66 artículos divididos en seis capítulos que componen la ley, destacan los delitos específicos que se perseguirán: secesión, subversión del poder estatal -acusación usada frecuentemente por Pekín contra activistas y disidentes-, actividades terroristas y confabulación con fuerzas extranjeras para poner en peligro la seguridad nacional.

Algunas de esas actividades estarían castigadas con la cadena perpetua en la nueva normativa, que se incorporará a la Ley Básica hongkonesa, considerada la "miniconstitución" de la ciudad semiautónoma.

Antes de que se ratificasen estos cambios, Estados Unidos revocó el "estatus especial" de Hong Kong ante el riesgo de que se desvíe tecnología estadounidense "sensible" a las autoridades chinas.