Seis ciudadanos británicos y estadounidenses que vivían y trabajaban en Singapur han visto revocados sus permisos de trabajo y expulsados permanentemente de la ciudad-estado por contravenir las normas de confinamiento al irse de copas. Los extranjeros fueron castigados a pagar 9.000 dólares singapurenses (5.700 euros o 6.400 dólares) por beber juntos en tres bares, sin respetar las medidas de distancia y sin usar mascarillas.