Se prevé un tráfico intenso en ambos sentidos sobre el paralelo 38 en las próximas horas. Miles de globos cargados de pasquines sobrevolarán las alambradas este jueves para honrar el 70º aniversario del inicio de la guerra de Corea y la tensión recuperada tras años de sosiego.

Desde la orilla septentrional volarán 3.000 globos con 12 millones de pasquines. Será, según la propaganda norcoreana, la mayor campaña hasta la fecha. Enormes bloques de papeles ya están listos para el envío. En ellos se adivina el rostro de Moon Jae-in, el presidente surcoreano, con alusiones poco caballerosas. Desde Seúl se ha aclarado que esos globos dinamitan los acuerdos del 2018 que prohíben los actos hostiles y que el Ejército responderá si divisa objetos voladores no identificados. La respuesta dependerá del tipo de objetos. Sus colegas del norte dispararon en el 2014 contra unos balones aéreos y el asunto degeneró en un intercambio de tiros entre ambos ejércitos.

"Después de sus ofensas, ¿cómo se atreven a calificarla de violación de los acuerdos? Cuando se vean en nuestra situación, las autoridades surcoreanas podrán comprender la repugnancia con la que las miramos y lo ofendidos que nos sentimos", ha exclamado un portavoz gubernamental a la KCNA.

La campaña es la respuesta al enésimo envío de propaganda desde el sur. Fue de nuevo Park Sang-hak, el célebre e indesmayable desertor norcoreano. En la noche del lunes soltó desde la fronteriza ciudad de Paju una veintena de globos gigantes con medio millón de panfletos, 2.000 billetes de dólar y pequeños libros.

Los pasquines llamaban demonio y bárbaro a Kim Jong-un, desmentían su linaje sagrado e informaban del asesinato de su hermanastro en un aeropuerto malasio. Es el tipo de asuntos que descomponen sin remedio al tirano. Park ha prometido nuevos vuelos para el jueves.