El sector turístico alemán hizo visible su protesta ayer contra la paralización de su actividad por la pandemia del Covid-19, con acciones en cerca de un centenar de ciudades para exigir un "programa de rescate" ante las restricciones impuestas a los viajeros.

Propietarios y empleados de agencias de viaje plantaron maletas abiertas y sillas vacías ante la sede de la Cancillería de Angela Merkel y otros puntos emblemáticos de Düsseldorf, Colonia, Fráncfort y Múnich, con pancartas reclamando la reactivación del sector.

La acción siguió a la prolongación de la recomendación del gobierno de no viajar a ningún país del mundo hasta, por lo menos, el 14 de junio. El sector turístico teme una temporada estival nefasta, después del cierre total vivido en la pasada Semana Santa.

El ministro de Exteriores, Heiko Maas, justificó la prolongación en la situación actual: "Las drásticas restricciones al tráfico aéreo y otras formas de viaje persisten a escala global y el tráfico internacional de viajeros está por los suelos".

Persisten "las medidas de cuarentena, limitaciones de movimientos a los viajeros y a la actividad pública en muchos países", añadió el ministro. Maas aludió a la complejidad que supuso la repatriación a Alemania de unos 230.000 ciudadanos que quedaron varados en distintas partes del mundo cuando empezaron a cerrarse fronteras y a suspenderse vuelos. El Gobierno alemán ha insistido estos días en que los ciudadanos probablemente no podrán hacer el próximo verano sus vacaciones en el extranjero. Se espera que sí pueda hacerse turismo interior, aunque con restricciones y respetando las normas de distanciamiento social e higiene.

Alemania es el sexto país del mundo más afectado por la pandemia tras Estados Unidos, España, Italia, Francia y Reino Unido. Hasta este miércoles, el Instituto Robert Koch, competente en la materia en Alemania, ha verificado 157.641 contagios y 6.115 muertos, mientras que la cifra de pacientes recuperados se sitúa en 120.400.