Con la vertiginosa propagación del coronavirus en Estados Unidos., el país, y sobre todo su costa este, está tomando serias medidas para intentar frenar el avance, entre las que se encuentra el haber acusado a varios ciudadanos de amenaza terrorista por toser intencionadamente sobre otras personas.

Uno de los casos más notorios resulta el de un ciudadano de Nueva Jersey, George Falcone, que se encontraba la pasada semana haciendo las compras en un supermercado cuando tosió, supuestamente adrede, cerca de una de las empleadas del establecimiento, tras lo que le informó de que tenía coronavirus.

El temerario acto se produjo después de que la empleada le solicitara a Falcone que se alejara tanto de la comida expuesta como de ella, porque estaba demasiado cerca, a lo que el cliente respondió acercándose aun más a ella y tosiendo mientras reía, según explicaron las autoridades.

Como consecuencia, Falcone ha sido acusado de amenaza terrorista en tercer grado y de obstrucción de la ley, concretó el fiscal general del estado de Nueva Jersey, Gurbir Grewal, y se enfrenta a una pena de prisión de hasta 7 años y una multa de 26.000 dólares.

El gobernador de la región, Phil Murphy, describió a este tipo de ciudadanos como "cabezas huecas", y quiso lanzar un aviso muy claro a la población para que no se vuelva a repetir una acción similar.

"Estamos imponiendo cargos por su comportamiento a la persona que tosió sobre la empleada (...) Después se negó a cooperar con la Policía y no les quiso dar ni su nombre ni su permiso de conducir durante 40 minutos", explicó Murphy.

"Esto demuestra la aplicación activa de la ley y las medidas que estamos tomando", agregó. "Nos estamos recorriendo de arriba a abajo el estado y no vamos a tolerar ningún comportamiento de incumplimiento, y mucho menos de comportamiento ofensivo", insistió.

En Pensilvania, un estado vecino de Nueva Jersey, se registraroncaso similares, como el de Margaret Cirko, de 35 años, que también la semana pasada decidió empezar a toser sobre alimentos que se hallaban en la sección de panadería y carnicería de un pequeño supermercado en la localidad de Hanover, comida valorada en unos 35.000 que, por precaución, acabó en el cubo de la basura.

Durante su acción, considerada como una "burla retorcida" por el propietario del supermercado, Cirko supuestamente gritó "tengo el virus, todos os vais a infectar".

Ahora se enfrenta a cargos que incluyen la amenaza del uso de armas de destrucción masiva, amenaza terrorista y desorden público. Durante su comparecencia ante un juez, se le impuso el pago de una fianza de 50.000 dólares si quería permanecer en libertad, tras lo que fue trasladada a la cárcel.

En Nueva York, ya hay más de 76.000 contagios de coronavirus y se produjeron más de 1.700 muertes.