La jornada de primarias del martes ha entronizado al centrista Joe Biden como el gran favorito a la nominación presidencial demócrata. Biden no solo se impuso por amplio margen en el codiciado estado de Michigan sino que amplió su victoria a Idaho, Misuri y Misisipi. Su rival, el socialista Bernie Sanders, tuvo que conformarse con Dakota del Norte y con un empate técnico en el estado de Washington.

Tras conocer sus buenos resultados, el exvicepresidente de Obama se dirigió a sus partidarios para lanzar un mensaje de unidad a Sanders, el mensaje del ganador: "Quiero agradecer a Bernie Sanders y sus seguidores su energía incansable y su pasión. Compartimos un objetivo común y juntos venceremos a Donald Trump", dijo. Su rival, consciente de que su fracaso está ya casi fraguado, optó por el silencio.

A falta de atribuir aun algunos delegados, Biden encabezaba anoche el cómputo global de compromisarios para la convención presidencial demócrata con 860 frente a los 710 de Sanders. Una brecha que, dado el sistema proporcional empleado en las primarias, será difícil de colmatar en próximas citas, aunque todavía queden por asignar más de la mitad de los delegados y la mayoría absoluta esté en 1.991.

Certidumbre

En todo caso, lo que hoy es una intuición muy fundamentada se convertirá en certidumbre, salvo sorpresa, dentro de una semana cuando se dispute otra importante jornada de elecciones múltiples. El martes que viene serán Florida, Illinois, Ohio y Arizona los estados llamados a las urnas para dilucidar el destino de 577 delegados, casi la sexta parte del total.

En todas estas plazas el favorito de las encuestas es Biden, quien alcanza su máximo en Florida, donde el promedio RCP le da un 42,5% de ventaja sobre Sanders. En Arizona el margen que le otorga la encuesta más reciente es del 28%, aunque en Illinois (5%) y Ohio (2%) la distancia se reduce notablemente.

Con ser malos los resultados del día para Sanders, lo peor es que su amplia derrota en Michigan (36,4% frente al 52,9% de Biden) pone de manifiesto su incapacidad para contrarrestar su escaso predicamento entre el electorado afroamericano con una fuerte penetración en la clase media con estudios. Sanders, que en 2016 se había impuesto a Hillary Clinton en Michigan, se pateó el estado en los días previos a la votación. Sin resultado. Según fuentes de su entorno, no se esperaba una derrota "tan aplastante", que prefigura otras no menos hirientes.

Los principales analistas de Estados Unidos coincidían ayer en señalar la debacle de Michigan como una confirmación definitiva del declive de Sanders anunciado por el Supermartes, una jornada en la que humilló la cabeza ante el exvicepresidente en diez de los catorce estados en disputa. En esa jornada, sin embargo, su pésimo balance estuvo mitigado por los 209 delegados logrados en California, donde Biden se conformó con 159, a falta de que se adjudiquen aun 27, pendientes de recursos. Ese día comenzó a dibujarse el éxito de la operación "todos contra Sanders", diseñada por el aparato demócrata para lograr la retirada de los demás candidatos centristas y entronizar a Biden como único aspirante capaz de derrotar a Trump en noviembre.