El estado de Nevada celebró ayer sus caucus, tercera cita del carrusel de las primarias demócratas, con el senador socialista Bernie Sanders como favorito (32,5%), muy por delante del exvicepresidente Biden y de la joven estrella centrista Buttigieg, ambos con un respaldo medio estimado del 16%.

La convocatoria estuvo marcada por nuevas filtraciones sobre la injerencia rusa en el proceso electoral, esta vez en favor de Sanders. Veinticuatro horas después de que salieran a la luz las sospechas de la Comunidad de Inteligencia de EE UU de que Moscú está interviniendo de nuevo en favor de Trump, los diarios "The Washington Post" y "The New York Times", que citaron a fuentes de la inteligencia, aseguraron que el Kremlin apoya a Sanders como candidato demócrata. La evidente intención de esta injerencia sería polarizar al máximo el voto y ahondar la división del país.

Sanders se defendió con dureza y afirmó que "al contrario que Donald Trump, no considera a Putin un buen amigo" sino "un matón autócrata que trata de destruir la democracia y aplasta a los disidentes en Rusia". Para Sanders, "los rusos están tratando de socavar la democracia estadounidense mediante la división" de los ciudadanos.