Casi 58 de los 80 millones de iraníes estaban llamados ayer a las urnas para elegir un Parlamento en el que se espera que pierdan fuerza reformistas y moderados y la ganen conservadores y defensores de la línea dura. El Consejo de Guardianes de la Revolución descalificó a 6.850 aspirantes, la mayoría reformistas y moderados, alegando que eran "corruptos" o "infieles al islam", lo que no ha dejado mucho margen a los ciudadanos reformistas a la hora de escoger.

Las autoridades iraníes se preparaban anoche para una participación del 50%, más baja que el 62% de 2016 y el 66% de 2012. Con la esperanza de aumentar la afluencia a las urnas, la hora de cierre de los colegios fue retrasada dos horas, primero, y más tarde cuatro horas, por lo que los resultados no se conocerán hasta hoy, sábado.

Dado que el Parlamento saliente y el Gobierno están dominados por los reformistas se estima que un giro hacia la línea dura será la respuesta popular a las penalidades derivadas de las sanciones de EE UU.