Mike Bloomberg entrará, al fin, esta noche en campaña. El multimillonario exalcalde de Nueva York, que no se izará al carrusel de las primarias demócratas hasta el Supermartes del 3 de marzo, participará en un debate en Las Vegas (Nevada) junto a otros candidatos de su partido. Bloomberg no competirá el sábado en las primarias de Nevada, pero de acuerdo con las normas demócratas se ha ganado el derecho a subirse al escenario tras haber logrado apoyos superiores al 10% en cuatro encuestas nacionales desde enero.

La última, conocida ayer, arroja unos resultados muy alentadores para un aspirante que ya se ha gastado 400 millones de dólares en anuncios. Nada menos que un 19% de respaldo, solo por detrás del socialista democrático Bernie Sanders, quien, eso sí, le dobla en apoyos (31%). Vienen después el exvicepresidente Biden (15%), la senadora radical Elizabeth Warren (12%), la senadora centrista Amy Klobuchar (9%) y Pete Buttigieg (8%), la joven estrella moderada que brilló en Iowa y Nuevo Hampshire, las dos únicas batallas disputadas hasta ahora. Con estos datos, el promedio de encuestas nacionales RCP sitúa a Bloomberg en tercer lugar (14,6%), a rebufo de Sanders (24,8%) y Biden (17,8%).

La salida a la pista de Bloomberg llega en un escenario marcado por la división de los demócratas. Por un lado, la banda izquierda, donde Sanders parece estarse imponiendo con holgura a Warren, a quien las encuestas no auguran una recuperación ni en Nevada ni en Carolina del Sur, donde se competirá el sábado de la próxima semana.

Es en la otra facción, la centrista, donde el Supermartes (1.344 delegados en juego) Bloomberg tiene que entrar noqueando a Buttigieg, Klobuchar y Biden. Iowa y Nuevo Hampshire han dejado casi muerto a Biden, aunque tiene recursos financieros para tratar de enderezar su pobre trayectoria. También han entronizado a Buttigieg y han dado pistas confusas sobre Klobuchar, que se estrelló en Iowa y resucitó en Nuevo Hampshire. Si Bloomberg consigue unir en su candidatura al hoy dividido centrismo, le llegaría la hora de la verdad: convencer a los demócratas de que deben enfrentarse a Trump desde un centro muy moderado y no desde la izquierda.