Las elecciones del pasado sábado en Irlanda han roto el ancestral bipartidismo y obligan a entendimientos hasta ahora impensados para formar nuevo Gobierno.

El Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, ha ganado en votos (24,5%) a los dos partidos tradicionales del centro derecha, el Fianna Fáil (22%) y el Fine Gael (21%). Sin embargo, ese triunfo no se traducirá en un mayor número de escaños. El Parlamento irlandés está compuesto de 160 miembros. Dado el complejo sistema electoral de "voto único transferible", pasarán aún varios días hasta que se conozca exactamente la nueva composición, pero los cálculos apuntan a 41 escaños para el Fianna Fail, liderado por Michael Martin; 37 para el Sinn Fein y 36 para el Fine Gael del primer ministro saliente, Leo Varadkar.

La presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, está estudiando las opciones para formar gobierno al margen de los centroderechistas, que han anunciado su negativa a entenderse con ella. "Durante mucho tiempo la gente se ha sentido frustrada por la alternancia entre dos partidos, Fine Gael o Fianna Fáil. Eso se ha acabado", declaró ayer McDonald, aunque los analistas consideran esa aspiración irrealizable.

De ese modo, la posibilidad más verosímil sería una coalición, o algún tipo de pacto, entre los dos eternos rivales del centroderecha. Jamás se ha dado una alianza tal desde la fundación del Estado de Irlanda en 1922, a pesar de que los dos partidos se parecen como dos gotas de agua. Martin podría intentar formar un gobierno en minoría, similar al que ha encabezado Varadkar en la última legislatura, con apoyos puntuales desde las filas del Fine Gael.