New Hampshire tiene en sus manos la elección de un front-runner o favorito entre los demócratas que pugnan por disputarle a Donald Trump la Casa Blanca, después de los caóticos caucus de Iowa, en los que se proclamaron ganadores tanto el izquierdista Bernie Sanders como el moderado Pete Buttigieg.

Sanders parte con la ventaja que le da haber ganado en New Hampshire en el 2016 con un 60% del voto y ser senador del vecino estado de Vermont, pero Buttigieg goza del factor sorpresa que ya explotó en Iowa. New Hampshire tiene blindado por ley organizar "las primeras primarias de la nación" en EE UU (en Iowa son caucus), algo que hace desde 1920 y que convierte a este pequeño Estado de apenas 1.350.000 habitantes en clave para la carrera de fondo.

En las primarias de mañana tan solo se reparten 24 delegados, una cifra casi irrisoria teniendo en cuenta que el elegido necesitará 1.990 en la Convención Nacional Demócrata, en julio en Wisconsin, pero en una contienda secuencial el primer resultado influye en los demás.

Ningún otro territorio a partir de mañana volverá a ver a tantos candidatos durante tanto tiempo. Cruzarse con uno u otro por la calle no es extraño. Para cada uno, habrá valido la pena tocar puertas bajo la nieve, porque la victoria en New Hampshire es un botín muy valioso. Buttigieg busca demostrar que Iowa no fue flor de un día, Sanders confirmar las expectativas que pesan sobre él y la senadora Elizabeth Warren mejorar la tercera posición que obtuvo en los caucus para no caer en la irrelevancia. El exvicepresidente Joe Biden, otrora favorito, agita ya la bandera blanca al confesar que espera recibir un revés como el de Iowa, donde fue cuarto, aunque otra humillación de ese tipo podría minar su viabilidad como candidato.

El resto, como la senadora Amy Klobuchar, el emprendedor Andrew Yang o la congresista Tulsi Gabbard, buscan un porcentaje decente que les permita recibir nuevas donaciones y encuestas benevolentes para seguir algunas semanas más en liza.

New Hampshire votó demócrata a la Casa Blanca en las últimas cuatro elecciones, pero en el 2016 Hillary Clinton aventajó a Trump por poco más de 2.500 votos.