Asumiendo que la arquitectura de seguridad de la guerra fría se ha desmantelado, que el multilateralismo está en horas bajas y que Estados Unidos y Rusia cuestionan los actuales tratados de no proliferación nuclear, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, advirtió ayer a los aliados continentales de Francia que los europeos deberían definir mejor sus intereses estratégicos y no limitarse a "ser meros espectadores de una eventual carrera armamentística en su propio suelo".

En consonancia con esa advertencia, Emmanuel Macron ofreció la posibilidad de compartir con algunos de los aliados europeos de Francia -"no con cualquiera"- algunos aspectos de su estrategia militar nuclear para favorecer cierta independencia operativa respecto a Estados Unidos, la principal potencia nuclear del mundo. Esos aliados "podrán participar en los ejercicios" de las fuerzas de disuasion galas, anunció para precisar el ofrecimiento.

Francia es, tras el "Brexit", la única potencia nuclear de la UE y ha reducido su arsenal a 300 cabezas nucleares. Macron aseguró que mantendrá con Londres "el alto nivel de confianza mutua" reflejado en los tratados de Lancaster House de 2010, que se traducen en una "cooperación inédita". "El 'Brexit' no cambia nada", garantizó.

"La seguridad a largo plazo de Europa pasa por una alianza fuerte con EE UU y también por una gran capacidad de acción autónoma", explicó Macron en un esperado discurso sobre la estrategia de defensa y disuasión de Francia pronunciado en la Escuela Militar de París.

Es tradición que los presidentes franceses expongan durante su mandato las líneas maestras de la política nuclear y Macron no se apartó de la doctrina de sus predecesores al dotar a los intereses franceses de una dimensión europea. "Nuestras fuerzas nucleares refuerzan la seguridad de Europa por su mera existencia".

El presidente francés se mostró partidario de una relación transatlántica "reequilibrada" y de reconstruir de manera progresiva la confianza con Rusia, sin la cual no es posible, a su juicio, una verdadera política de defensa europea. "Francia movilizará a todos los socios europeos para poner las bases de una estrategia internacional común", anunció. Macron insistió en que la UE debería adoptar una "posición clara" y reafirmar su soberanía para no dejar que EE UU imponga las normas, China controle las infraestructuras básicas y Rusia las redes de comunicación.

Mientras, la otra pata del eje francoalemán sigue convulsa por la ruptura del cordón sanitario a la ultraderechista AfD, esta semana en el "land" de Turingia. Tras indicar la canciller Merkel (CDU) que debe darse marcha atrás en la elección de un liberal como presidente regional con el apoyo de los ultras y de la propia CDU, ahora se buscan salidas que no pasen por la difícil, desde un punto de vista legal, convocatoria de nuevas elecciones.

La alternativa sería que el liberal Thomas Kemmerich, que el jueves anunció su disposición para dimitir y convocar comicios, permitiera una nueva elección de primer ministro sin acudir a las urnas. Entonces podría ser elegido en tercera ronda el líder de La Izquierda, Bodo Ramelow, con el apoyo del Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes. Los tres partidos tienen más votos que la CDU y el FDP sumados, con lo que, si estos últimos no votasen junto a la AfD, como hicieron en la elección de Kemmerich, tendrían una mayoría simple, suficiente para ser investido en tercera votación.