La izquierda italiana dio una lección al ultraderechista Matteo Salvini y venció en las elecciones del domingo en la región de Emilia-Romaña, su histórico bastión con núcleo en la "roja" Bolonia, un resultado que ha servido al gubernamental Partido Demócrata (PD) para reforzarse a escala nacional.

Salvini, que había convertido los comicios en un plebiscito sobre el Gobierno italiano, de coalición entre el PD y el antisitema M5S, se volcó durante meses en la campaña y había prometido arrebatar la región a la izquierda, que gobierna desde hace setenta años.

Pero no lo ha logrado. Lucia Borgonzoni, la candidata de la coalición de derechas (Liga, Forza Italia de Berlusconi y los neofascistas Hermanos de Italia) se tuvo que conformar con el 43,63%, a más de ocho puntos de la izquierda, según el resultado final del recuento.

"Hemos hecho mucho pero debemos hacer aún más en la oposición. En cinco años, o quizá antes, volveremos a estar aquí. El cambio en Emilia-Romaña solo se ha retrasado", argumentó Salvini con semblante serio. Ansioso por provocar elecciones anticipadas, el líder ultraderechista ha visto fracasar su jugada y se ha limitado a decir que "toma nota".

El gran vencedor de la jornada fue Stefano Bonaccini, el presidente saliente y líder de una coalición de izquierdas formada entre otros por el socialdemócrata PD, que obtuvo el 51,42 % de los apoyos. Su victoria ha reforzado al PD, cuyo secretario nacional, Nicola Zingaretti, aprovechó para atacar al exministro de Interior: "Salvini ha perdido. Quería presionar al Gobierno, que sale reforzado y debe seguir adelante con menos divisiones y más concreción", declaró.

El vicesecretario del Partido Demócrata, Andrea Orlando, anunció que "el PD vuelve a ser el primer partido" y precisó que la victoria modifica el equilibrio de fuerzas en el Ejecutivo, ya que los "grillini" del M5S solo lograron un 3%, una debacle monumental.

Salvini prefirió ayer concentrarse en la victoria lograda en las regionales de Calabria (sur), que también se celebraron el domingo. Allí ganó la coalición derechista y su candidata Jole Santelli, de Forza Italia, se hizo con el 55,40% del voto, mientras que Filippo Callipo, de la izquierda, quedó en segundo lugar, con el 30,12%, a falta de completar el recuento final.

Sin embargo, tampoco aquí Salvini ha tenido una victoria clara, ya que dentro de la coalición de derechas la Liga ha sido el partido más votado (12,26%), pero el PD le ha superado desde la coalición de izquierdas (15,19%).

"Está claro que si el domingo se hubiera votado a escala nacional la derecha habría ganado", dijo Salvini, quien lejos de tirar la toalla ha vuelto a desafiar a la izquierda y ha advertido que en primavera seis regiones convocarán a sus ciudadanos a las urnas y cuatro de ellas están gobernadas por el PD, por lo que intentará hacerse con ellas.

El gran perdedor de la jornada ha sido de lejos el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que ha obtenido en ambas regiones un porcentaje irrisorio: su candidato en Emilia-Romaña, Simone Benini, ha tenido solo el 3,48%, mientras que Francesco Aiello se ha quedado con el 7,32% en Calabria. En las elecciones de 2018 los "grillini" fueron el partido más votado (32%).

La prensa italiana ha sido demoledora con la formación antisistema. La turinesa "La Stampa" tituló "Hundimiento del M5S", mientras que el milanés "Corriere della Sera" optó por "Derrota total del M5S" y la romana "La Repubblica" por un "Desaparece el M5S".

Los "grillini" atraviesan un momento de gran dificultad, con tensiones internas y pérdida incesante de votantes en todas las regionales de los últimos meses. Tanto es así que la semana pasada su líder, Luigi Di Maio, se vio obligado a dimitir, aunque mantiene su cargo en el Gobierno como ministro de Asuntos Exteriores.