EE UU admitió ayer que 34 de sus militares sufrieron "conmociones y lesiones cerebrales traumáticas" en el bombardeo iraní con misiles del pasado 8 de enero contra una base militar en Irak en represalia por la muerte del general iraní Qasem Soleimani en un ataque con drones del Pentágono. En un primer momento, Washington aseguró que no había sufrido bajas y después admitió ocho heridos.

Sobre el terreno, decenas de miles de iraquíes se manifestaron en Bagdad para protestar por el despliegue de tropas de EE UU en el país y para exigir que los políticos corruptos rindan cuentas. La Autoridad Religiosa Suprema instó a la formación inmediata de Gobierno para cerrar la ya larga crisis del país.