Todo está listo para que comience el tercer juicio político de la historia contra un presidente de EE UU. En el último trámite parlamentario que restaba, la Cámara de Representantes aprobó ayer una resolución para enviar al Senado los cargos que se imputan a Donald Trump por sus controvertidas presiones a Ucrania.

Como se esperaba, la votación se ha resuelto en líneas casi completamente partidistas, por lo que los demócratas han impuesto su mayoría en la Cámara para proceder con el juicio, que será dirigido por el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. Los senadores ejercerán de jurado; los abogados de la Casa Blanca defenderán a Trump y siete diputados demócratas ejercerán de fiscales.

Los primeros trámites del juicio podrían empezar esta misma semana, aunque, según ha anunciado el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, el proceso en sí no comenzará hasta el martes de la próxima semana, si nada se tuerce. Todavía quedan varios asuntos importantes por resolverse. Principalmente, respecto a los testigos y las pruebas que podrán presentarse.

Los demócratas quieren llamar a declarar a varios funcionarios implicados en las maniobras de coacción de Trump a Ucrania para forzar a sus autoridades a abrir una investigación contra su rival político Joe Biden, unas maniobras que incluyeron la congelación de la ayuda militar al país eslavo.