La Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller alemana, Angela Merkel, se plantó ayer ante el giro a la izquierda tomado este fin de semana por su socio en la gran coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD), y advirtió a sus nuevos líderes que no renegociará el acuerdo suscrito, que, recordó, es para toda la legislatura.

"No se trata de atender las sensibilidades dentro del SPD, sino de las necesidades del país", dijo ayer el secretario general de la CDU, Paul Ziemiak, tras una reunión de la cúpula en la que se analizaron los resultados del congreso de los socialdemócratas.

"Necesitamos que haya pronto una reunión de las cúpulas de los partidos, pero una cosa está clara: la base de las conversaciones será al acuerdo de coalición sobre el que no habrá negociación y que es válido hasta 2021", agregó.

Llamada a hacer cambios

En su congreso, el SPD eligió como copresidentes a Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans, del ala más izquierdista de la formación, y aprobó una serie de resoluciones que, sin certificar la ruptura de la gran coalición, llama a la CDU a hacer cambios en políticas sociales y de asunción de los riesgos del cambio climático.

Uno de los puntos en los que el SPD se apartó de la política de la gran coalición fue en el distanciamiento ante el llamado "freno a la deuda" y la insistencia en presupuestos plenamente equilibrados. "No habrá concesión alguna sobre el freno a la deuda ni sobre el equilibrio en los presupuestos", dijo Ziemiak en su comparecencia.

El secretario general de la CDU subrayó que su partido se considera garante de la estabilidad y que piensa respetar el acuerdo de coalición, y espera que el SPD haga lo mismo, aunque agregó que el socio menor de la alianza tiene que precisar "qué es lo que quiere".

Antes, en una entrevista con medios locales durante el fin de semana, la presidenta de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, había dicho que el SPD tenía que aclarar si quiere o no continuar la coalición: "Querer gobernar solo 'un poco' es como estar solo 'un poco' embarazada, es imposible".

Otra de las exigencias del SPD, la de un aumento del salario mínimo de 9,19 a 12 euros por hora, también fue rechazada por Ziemiak, quien recordó que el monto del salario mínimo lo fija una comisión independiente y no el Gobierno, y asumió que las relaciones con el SPD en los próximos meses no serán fáciles.

"Se ve un claro giro la izquierda. Eso y la manera cómo ventilan sus diferencias dentro del SPD muestran que las cosas no serán fáciles", dijo.