La incertidumbre se cierne sobre el futuro del acuerdo firmado el jueves entre Reino Unido y la UE para proceder a un "Brexit" ordenado el día 31. El documento será sometido hoy a la Cámara de los Comunes por el primer ministro británico, Boris Johnson, que no goza de ninguna garantía de sacarlo adelante. Johnson no sólo se encuentra en minoría sino que tiene su propio grupo trufado de rebeldes y euroescépticos cuyo voto favorable no es seguro.

Si en la votación prevista para esta tarde el acuerdo es rechazado, sería la cuarta vez que los Comunes dicen no a un pacto para la salida, después de las tres derrotas encajadas por Theresa May entre enero y marzo pasados. Con la diferencia de que una ley aprobada en septiembre, la ley Benn, obligaría a Johnson a pedir una prórroga del "Brexit", la tercera, que ni siquiera fue debatida por el Consejo Europeo celebrado esta semana en Bruselas.

La canciller alemana, Angela Merkel, terció el jueves en la discusión interna sobre si debería concederse o denegarse la prórroga. Según informaciones divulgadas ayer por la prensa británica, Merkel habría afirmado en el Consejo que la prórroga sería "inevitable" si la votación parlamentaria de hoy es desfavorable al remozado Acuerdo de Salida. La prensa británica considera que el punto de vista de Merkel refleja el sentir general en la UE.

La advertencia de Merkel contradice las posiciones expuestas tanto por Macron como por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quienes insistieron en que el 31 de octubre debe ser la fecha de salida del Reino Unido, para que la UE deje de estar paralizada por el problema británico. Sin embargo, Merkel avisó de que el "Brexit" es un acontecimiento histórico que pesa sobre la UE y apeló a la responsabilidad de los líderes comunitarios para no empujar a Reino Unido fuera del club comunitario sin un acuerdo.

El entendimiento alcanzado el jueves por Londres y Bruselas resuelve el escollo de la frontera "dura" intrairlandesa mediante la salida de Reino Unido de la unión aduanera, el mantenimiento en el Ulster durante cuatro años de las normas del mercado único y el establecimiento de controles aduaneros en los puertos norirlandeses, lejos de la raya con Irlanda.

El Parlamento era ayer un hervidero de movimientos. Mientras Johnson busca desesperadamente 320 votos, los laboristas, los liberal-demócratas y los "tories" rebeldes, conscientes de la dificultad de que los encuentre y temerosos de que burle la ley Benn y fuerce un "Brexit" duro, trabajaban en un entendimiento que le obligue a pedir una nueva prórroga.

Su instrumento, con altas probabilidades de salir adelante, sería una de las enmiendas que se debatirán hoy junto al acuerdo, la promovida por el "tory" rebelde sir Oliver Letwin. El texto propone suspender el voto del pacto hasta que se apruebe la legislación requerida para su puesta en práctica y, de este modo, con el acuerdo congelado y no rechazado, impedir una jugada sorpresa de Johnson y desencadenar la prórroga.