El primer ministro británico, Boris Johnson, necesita 320 votos para que el Acuerdo de Salida firmado el jueves con la UE salga hoy adelante. Sin embargo, no los tiene. Las huestes conservadoras -287 diputados cuando sucedió a Theresa May a finales de julio- quedaron reducidas a 266 tras la revuelta contra un "Brexit" duro que, en septiembre, le hizo perder 21 diputados y todas las votaciones a las que se sometió.
Más aún, hasta 80 diputados "tories" están considerados "euroescépticos", aunque su núcleo duro se reduce a 28, los llamados "espartanos". En las filas de unos y otros hay diputados dispuestos a alinearse con los diez representantes del DUP norirlandés, que rechazan el acuerdo por estimar que deja al Ulster en manos de la UE.
Johnson cuenta, pecando tal vez de optimismo, con mantener los 286 apoyos logrados por May en marzo en su tercera y última votación fracasada. ¿De dónde podría sacar los otros 34?
Rebeldes. Su oposición a un "Brexit" duro les hace candidatos al sí, pero muchos acarician una prórroga que humille a Johnson.
Espartanos. Es un caladero difícil, porque consideran que la permanencia del Ulster en el mercado único es una concesión inaceptable a la UE. Sin embargo, son viejos compañeros de batalla de Johnson. Ocho le han prometido su apoyo.
Laboristas. El grueso del grupo, como los liberal-demócratas, quiere forzar a Johnson a pedir una prórroga o a someter el acuerdo a referéndum. Hay, no obstante, 19 laboristas que representan distritos donde triunfó el "sí" al "Brexit".
Y estos son todos los caladeros donde, a priori, Johnson puede aspirar a llenar las redes. Al resto de la cámara lo tiene en contra. Sin embargo, Westminster, donde no rige la disciplina de voto, siempre es imprevisible. La solución, esta tarde.
