El excéntrico Boris Johnson ha ganado su primera batalla desde que llegó al 10 de Downing Street a finales de julio. Con el viento favorable del miedo a un "Brexit" duro que azota la mayoría de las capitales europeas, su Gobierno logró pactar con los negociadores de la Comisión Europea un nuevo Acuerdo de Salida que, en teoría, resuelve el escollo irlandés.

No habrá frontera intrairlandesa y, para ello, no será preciso que Reino Unido se mantenga en la unión aduanera, aunque el Ulster deberá alinearse al menos cuatro años con la normativa del mercado único. El Consejo Europeo, reunido ayer y hoy en Bruselas, tardó apenas unos minutos en dar su visto bueno a un entendimiento laboriosamente conseguido en menos de una semana. Un texto que, por lo demás, respeta lo ya negociado por Theresa May sobre derechos de los europeos residentes en Reino Unido y de los británicos instalados en la UE, así como el pago de los casi 50.000 millones de euros de la deuda británica con la Unión.

Johnson tendrá que lidiar, mañana, con el Parlamento de Westminster, el mismo que, por tres veces, tumbó el Acuerdo de Salida pactado por su antecesora, Theresa May. Mientras que no se prevé que la Eurocámara ponga reparos en su votación de la próxima semana, los números que se barajan ahora mismo hacen temer un nuevo rechazo en los Comunes, que no se reunían en sábado desde 1982, cuando lo hicieron con motivo de la guerra de las Malvinas. Si el pacto fuera tumbado, la ley Benn, aprobada en septiembre, obliga a Johnson a pedir una nueva prórroga, aunque no está claro si lo hará él mismo o si dimitirá, convocará elecciones y dejará el trabajo sucio a un gabinete en funciones. En todo caso, el Consejo Europeo de ayer optó por ni siquiera examinar la posibilidad de una prórroga.

El acuerdo fue descrito como "grande" y "nuevo" por Johnson, quien resaltó que permite "recuperar el control" del país. Casi a la vez, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, descartó la necesidad de una nueva prórroga del "Brexit" cuando el día 31 venza la actual. El presidente del Consejo, Donald Tusk, se limitó a constatar que "la pelota está ahora en el tejado británico" y añadió no tener "ni idea de cuál será el resultado del debate en los Comunes".