Turquía se apresta a conquistar militarmente la amplia zona del noreste de Siria ocupada por los kurdos, aunque anoche aún no se había precisado la fecha de una operación considerada inminente. El anuncio turco, conocido la pasada semana, cobró toda verosimilitud ayer cuando el presidente de Estados Unidos confirmó la retirada de las tropas del Pentágono de la zona y aseguró que no interferirá en la operación.

EE UU y las milicias kurdas del YPG han sido aliados en esa zona desde hace cinco años, ya que los kurdos representaron para Washington su mejor baza en la lucha para destruir el "califato islámico" proclamado por el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).

"Es hora de que nos retiremos de estas ridículas guerras sin fin, muchas de ellas tribales, y devolvamos a nuestros soldados a casa", tuiteó Trump, quien enfatizó que las tropas del Pentágono solo deben pelear en beneficio de EE UU. "Turquía, Europa, Siria, Irán, Irak, Rusia y los kurdos tendrán que solucionar la situación, y ver qué quieren hacer con los combatientes capturados del Estado Islámico en su 'vecindario'", dijo el mandatario norteamericano, molesto por la negativa de varias naciones europeas a hacerse cargo de sus nacionales que se integraron en el ISIS tras viajar desde sus tierras de origen a Siria. Washington ha asegurado que no seguirá pagando el mantenimiento de esos prisioneros.

No obstante, el magnate añadió poco después una seria advertencia al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. "Si Turquía hace algo que yo, en mi gran e inigualable sabiduría, considere que está fuera de los límites, destruiré y aniquilaré totalmente la economía de Turquía", escribió en un tuit.

"¡Lo he hecho antes!", agregó Trump, en referencia al desplome de la lira turca, que en agosto pasado perdió un 25% de su valor después de que EE UU convirtiera la liberación del misionero Andrew Brunson, retenido en Turquía, en una causa diplomática.

El objetivo de la operación turca en el nordeste sirio es liquidar a las milicias kurdas sirias del YPG, consideradas "terroristas" por Ankara por sus vínculos con el proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía.

Las tropas turcas ya dominan el noroeste del país, tras la operación "Escudo del Éufrates" que, en 2016, expulsó al ISIS de las zonas situadas al norte de Alepo, y tras la operación "Ramo de Olivo" que, en 2018, conquistó el enclave kurdo de Afrin, en el extremo noroeste.

En septiembre, tropas estadounidenses y turcas hicieron varias patrullas conjuntas, terrestres y aéreas, en la zona dominada por el YPG, pero el pasado día 5, Erdogan, insatisfecho con la permanencia de los guerrilleros kurdos en la región, calificó las patrullas, cuyo objetivo era la creación de una zona de seguridad, de "cuentos" y enterró una posible toma de control del nordeste de Siria en coordinación con fuerzas del Pentágono.

Turquía ha dado garantías a Damasco de que no pretende anexionarse la región. "Apoyamos la integridad territorial de Siria desde el inicio de la crisis y lo seguiremos haciendo. Garantizaremos la supervivencia y seguridad de Turquía limpiando la zona de terroristas", dijo su ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu. De este modo, el Gobierno de Ankara pretende desmentir también que tenga la intención de utilizar lo que llama "franja de seguridad" para asentar en ella hasta dos millones de los 3,6 millones de refugiados sirios que acoge Turquía.

El anuncio de la inminente ofensiva ha sido duramente criticado y desaconsejado tanto por Rusia como por la UE. La ONU añadió que se "prepara para lo peor", aunque mantuvo la esperanza de poder "aguardar lo mejor".