Hay victorias con sabor agridulce, como la del socialista António Costa. Repetirá mandato en Portugal pero se le ha escapado entre las manos la mayoría absoluta tras una votación que cambia la relación de fuerzas en la política lusa.

La noche electoral deja varias lecciones: Los portugueses están desencantados de la política -lo demuestra el récord de abstención, más del 45%-, no le dan un cheque en blanco a los socialistas, castigan a la derecha tradicional, -pero abren la puerta a la extrema derecha- y no quieren bipartidismo.

Con los datos cerrados en la mano, al filo de la medianoche, Costa compareció para decirle a los portugueses que ha entendido el mensaje y que repetirá la "geringonça". Eso sí, "con un Partido Socialista más fuerte".

Tiene ahora un 36,6 % de votos, cuatro puntos por encima de los conseguidos en su derrota de 2015, y sube 20 escaños (hasta 106). Una mejora sustantiva, pero lejos todavía de la mayoría absoluta (116).

Los plazos para la formación de un nuevo Gobierno empezaron ayer a correr con el llamamiento del presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, a los líderes de todos los partidos para realizar una ronda de consultas este martes. El conservador Rebelo de Sousa ha dejado claro que no quiere esperar innecesariamente por una "razón de urgencia", la salida del Reino Unido de la UE ("brexit").

"La semana que viene hay un Consejo Europeo muy importante para discutir el 'brexit', y convendría que el primer ministro oyese a los partidos de la nueva Asamblea de la República su posición sobre los temas europeos antes", comentó el presidente para explicar su premura, a apenas doce horas de conocer los resultados electorales.

Con la marcha del Reino Unido programada para el próximo 31 de octubre, el presidente de Portugal pisa el acelerador para cumplir el trámite que supone la ronda de consultas, requisito que exige la Constitución lusa para que el jefe de Estado nombre oficialmente a un primer ministro.

Salvo sorpresa mayúscula, el elegido será el actual primer ministro, el socialista António Costa, que consiguió este domingo vencer y sumar 106 diputados, a apenas 10 de la mayoría absoluta.

Con quién pactará para asegurarse un gobierno en minoría, como el que ha tenido esta pasada legislatura, es una de las principales preguntas del debate político en la resaca electoral, aunque la izquierda que le apoyó hace cuatro años, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués, ya le ha tendido la mano. Estas formaciones de izquierda obtuvieron 19 y 12 escaños respectivamente.

Si este respaldo tendrá un precio más caro que en 2015 es una incógnita que despejará el propio Rebelo de Sousa en sus consultas, que arrancan hoy poco antes del mediodía con el partido izquierdista Livre, novedad en el Parlamento con un escaño. Le seguirán otros dos primerizos, ambos con un diputado electo: el partido Iniciativa Liberal y la fuerza de ultraderecha Chega ("Basta", en portugués).

Después, en orden creciente de escaños, pasarán por el Palacio de Belém, sede de la Presidencia, las otras siete formaciones que ya estuvieron la pasada legislatura en el Parlamento, para concluir a última hora de la tarde con el Partido Socialista, el vencedor.

Rebelo de Sousa ha evitado expresamente pronunciarse sobre la posibilidad de pactos o eventuales plazos para nombrar oficialmente a un primer ministro, limitándose a recordar que su función constitucional en este punto es escuchar.

Una vez Costa reciba el encargo formal de preparar un Gobierno, tendrá diez días como máximo para buscar los apoyos necesarios a su gabinete y presentar su programa de Gobierno ante el Parlamento portugués.

Si no vota en contra de su programa una mayoría absoluta de diputados -116- el Ejecutivo comenzará entonces su andadura.

Lo habitual en Portugal es que se demore un mes en formar Gobierno tras unas elecciones legislativas, aunque suele depender de la habilidad para llegar a pactos, y en este caso concreto, de la facilidad con que los socialistas cierren acuerdos a su izquierda.

Entra la ultraderecha

La ultraderecha tendrá por primera vez representación parlamentaria en Portugal desde el fin de la dictadura en 1974, de la mano del líder de Chega, André Ventura, que contra todo pronóstico logró escaño en las elecciones legislativas del domingo.

Ventura fundó hace menos de un año su propio partido tras romper con el Partido Social Demócrata (PSD), la principal formación conservadora de Portugal. Apenas 66.400 votos --un 1,30% a nivel nacional-- le han valido para salir elegido diputado por Lisboa, donde sumó más de 22.000 de sus apoyos.

El voto joven y urbano ha ido a formaciones minoritarias, como el vegano y animalista PAN, que cuadruplica el único diputado que tenía hasta ahora, o el izquierdista Livres, que se estrena en el Parlamento. También se estrenan Chega (Basta), de extrema derecha, e Iniciativa Liberal, de estilo similar al Ciudadanos español.