La reunión anual de la Asamblea General de la ONU, que hoy arrancará de lleno tras el prólogo de la Cumbre Climática celebrada ayer, se va a transformar en un foro que intente reducir la tensión generada en torno a Irán. El objetivo de las grandes potencias y del régimen de los ayatolás es rebajar los niveles de confrontación desencadenados por el ataque con drones que, el pasado día 14, mermó en un 50% la capacidad de producción de la industria petrolera saudí. Los ataques han sido atribuidos a los rebeldes hutíes de Yemen, cuyo principal apoyo es Irán.

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció ayer varias reuniones por separado con sus homólogos de EE UU, Donald Trump, e Irán, Hasán Rohaní. Macron lleva tiempo desempeñando un papel mediador en la crisis iraní, desatada por la salida de EE UU del pacto nuclear de 2015 y por el subsiguiente restablecimiento y endurecimiento de las sanciones al régimen de los ayatolás. Trump adelantó el domingo que no tiene "planes" de entrevistarse con Rohaní en Nueva York, aunque añadió que siempre está "abierto" a esa posibilidad y aceptaría el encuentro "si ellos (los iraníes) quisieran".

Poco antes de iniciar su viaje a Nueva York, Rohaní negó de nuevo la implicación de su país en los ataques a Arabia Saudí y llamó a "una cooperación masiva" y "una paz a largo plazo" en el golfo Pérsico. El llamamiento sigue a las amenazas lanzadas días atrás de desestabilizar el golfo Pérsico si Irán es atacado. Rohaní presentará ante la Asamblea la iniciativa "Paz en Ormuz", que, aseguró, está abierta a todos los países del Golfo y que, en realidad, se opone a la coalición propuesta por EE UU para garantizar la seguridad de la navegación en esas aguas. La coalición ya ha sido apoyada por Arabia y Emiratos, y rechazada por Irán.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, anunció entre tanto, que Damasco y la oposición siria han creado el muy esperado Comité Constitucional para Siria, elemento clave para avanzar hacia la paz en el país, escenario donde Irán está también muy presente.

La Asamblea contó ayer también con la presencia de Trump, quien se descolgó con unas llamativas declaraciones en las que dibujó a EE UU como un lugar acogedor para las víctimas de todo tipo de persecución religiosa, a pesar de su habitual discurso antimusulmán y de sus políticas antiinmigratorias. En EE UU rige la tercera versión del "veto islámico", tras dos fracasos judiciales previos, que impide entrar al país a los ciudadanos de Libia, Irán, Somalia, Siria y Yemen.