El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, acusó ayer a Irán de los ataques con drones a instalaciones petroleras saudíes que ha puesto en riesgo el suministro global de crudo. De resultas de los ataques del sábado a las refinerías de Abqaiq y Khurais, de la petrolera estatal saudí, Aramco, la producción se ha visto afectada, reconoció su presidente y director, Amin H. Nasser, cifrándola en la suspensión de 5,7 millones de barriles de crudo diarios, el 50%.

Según informó la compañía en una nota, los equipos de emergencias de Aramco contuvieron los incendios provocados por el impacto de varios proyectiles lanzados desde diez drones, sin que se produjesen heridos entre la plantilla.

Pero el impacto de la acción se pudo ver en el desplome de la bolsa saudí y muchos expertos temen que pueda afectar a la salida a bolsa de Aramco, considerada por las agencias crediticias Moody's y Fitch como la empresa con más ganancias del planeta. No obstante, la petrolera saudí prometió que cubrirá la demanda de sus clientes con inventarios.

En cuanto a los ataques, Pompeo aseguró que "no hay evidencias" que sugieran que fueron lanzados desde territorio yemení, aunque fueron reivindicados por los rebeldes hutíes, aliados de Irán.

Pompeo dijo que los hutíes reivindicaron la autoría para evitar que Irán "pague la factura" y agregó que el ataque es una "escalada" de las anteriores acciones contra buques petroleros y comerciales de las que Washington acusa al régimen de Teherán.

"Los datos políticos, militares e información preliminar sobre el acto terrorista cobarde que tuvo como objetivo instalaciones de la empresa Aramco (...) con drones de fabricación iraní coinciden en que es imposible que el ataque se realizase desde zonas controladas por la milicia hutí", señaló, por su parte, el ministro de Información yemení, Muamar al Eryani.

Pero el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Abbas Musavi, lamentó que la presión política que EE UU quiere ejercer sobre Teherán se haya convertido en una estrategia de "mentira máxima".

El conflicto yemení estalló a finales de 2014 cuando los rebeldes ocuparon la capital, Saná, y otras provincias del país y expulsaron al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, que se exilió en Arabia Saudí.

Riad y sus aliados árabes intervienen militarmente desde 2015 para tratar de derrotar a los hutíes. Y gran parte de las armas que usa en Yemen provienen de EE UU. Su presidente, Donald Trump, conversó por teléfono con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, para respaldar el "derecho de Arabia Saudí a defenderse". Bin Salman le respondió que su país tiene la "voluntad y capacidad" para responder a los ataques.