La líder de Hong Kong, Carrie Lam, anunció ayer la retirada definitiva del polémico proyecto de ley de extradición a China que originó las multitudinarias protestas registradas en la ciudad desde principios de junio. La retirada definitiva del texto era una de las cinco exigencias de los opositores demócratas para abandonar las protestas, que han propiciado numerosos episodios de violencia.

El resto de peticiones son el establecimiento de una comisión independiente que investigue la brutalidad policial, la retirada de las acusaciones a los detenidos, la retirada del calificativo de "revuelta" aplicado a las manifestaciones y la elección por sufragio universal del jefe del Ejecutivo local.

Ninguna de estas otras peticiones ha sido aceptada por Lam. "Reconozco que lo acordado puede no bastar para resolver las quejas de los ciudadanos. Sin embargo, deberíamos pensar seriamente si la escalada de violencia y disturbios es la respuesta o si es mejor sentarse para encontrar una salida a través del diálogo", dijo.

Lam, que según las últimas encuestas goza de la popularidad más baja registrada por un líder del Gobierno local desde el fin de la colonización británica, anunció la creación de un comité independiente que revise "los problemas más arraigados de la sociedad" y ayude al Gobierno a buscar soluciones.