La suspensión o cierre de la sesión parlamentaria -que, curiosamente, se conoce en Reino Unido como prórroga- es un mecanismo habitual que suele producirse en septiembre, cierra el ciclo legislativo anual y hace decaer todos los asuntos en trámite. Lo inhabitual de la decisión adoptada ayer es que la "prórroga" suele durar de una a tres semanas, que los partidos aprovechan para celebrar sus congresos anuales. Johnson la ha ampliado a cinco cruciales semanas y lo ha hecho tras la sesión más larga que se recuerda (810 días), ya que el pasado septiembre, ante el volumen de asuntos a tratar por el "Brexit", no hubo prórroga.