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A bordo del Ocean Viking

"Salí de Sudán cuando mataron a mi padre delante de mí"

Los 356 migrantes rescatados del Ocean Viking llevan 13 días de travesía en alta mar

Son 356 las personas rescatadas por el Ocean Viking. MSF

"Salí de Sudán después de que un grupo armado matara a mi padre frente a mí durante un ataque a mi pueblo. Mi madre y mis hermanos viven ahora en un campo de refugiados y tengo un hermano mayor que partió hacia Libia antes que yo, pero ahora está desaparecido. Quiero llegar a Europa, donde se respeten los derechos humanos, donde me traten como a un ser humano y donde pueda encontrar trabajo para que la vida de mi familia mejore", cuenta uno de los jóvenes rescatados por el Ocean Viking hace trece días.

El barco, capitaneado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, sigue flotando en alta mar desde hace trece días, a la espera de un puerto para desembarcar. Malta ha rechazado su petición argumentando que el rescate se produjo en aguas que no son de su competencia, mientras que la respuesta por parte de Italia, al igual que con el Open Arms, se hace esperar, impasible ante el sufrimiento de las 356 personas que viajan a bordo -entre ellas 103 menores-, que huyen de distintos países -Eritrea, Etiopía, Guinea, Chad, Gambia, Costa de Marfil, Libia, Mali, Nigeria, Sudán y Sudán del Sur- pero con un mismo objetivo.

Una espera desesperante que desde Médicos Sin Fronteras califican como "emergencia psicológica". Después de tantos días en tierra de nadie, avistando tierra firme a escasos kilómetros, la fatiga y la estabilidad mental se hacen insoportables. Bajo este incierto rumbo, las esperanzas de la tripulación se van apagando, y los recuerdos vuelven a reavivarse.

De las 356 personas rescatadas por el Ocean Viking hay un centenar de menores.MSF

Cono en el caso de este joven procedente de Sudán, que en este tiempo, en el que debe mantener la calma dentro de este barco inmóvil, podría haber atravesado el Sahara dos veces. Ya lo hizo en siete días y sin apenas comida ni agua, advierte. "Vi cómo dispararon y mataron a un hombre con el que viajaba sin razón alguna", lamenta. Es la tercera vez que trata de cruzar desde Libia, donde llevaba más de un año trabajando y tratando de sobrevivir encadenando arrestos. "Nos han descrito cómo les torturaron con descargas eléctricas, les pegaron con pistolas y palos, les quemaron con plástico fundido y cómo sienten aún el dolor de las heridas y cicatrices infligidas en Libia", advierte Luca Pigozzi, médico de MSF.

"Nos han descrito cómo les torturaron con descargas eléctricas, les pegaron con pistolas y palos y les quemaron con plástico fundido en Libia" - Luca Pigozzi, médico de MSF

En sus dos primeros intentos de huida, le capturó la Guardia Costera de Libia. La primera vez logró escapar, pero en la segunda ocasión le llevaron al centro de detención de Tayura. "Fue bombardeado y murió mucha gente, pero yo corrí descalzo entre las llamas y logré escapar con un grupo de personas", indica. Las cicatrices de sus pies son prueba de ello.

"Cada persona con la que he hablado ha sido encarcelada, ha sufrido extorsión o ha sido forzada a trabajar en condiciones de esclavitud o tortura", explica Yuka Crickmar, técnica de Asuntos Humanitarios en esta ONG, que asegura que al mirarles a los ojos queda claro por lo que han pasado. "Me han dicho que están preparados para morir en el mar, en lugar de pasar otro día más sufriendo en Libia", subraya.

El Ocean Viking es una embarcación capitaneada por Sos Mediterranée y Médicos Sin Fronteras.MSF

"Atrapados en un limbo"

Sin novedades en los últimos días después de los cuatro rescates efectuados entre Italia y Malta, la tripulación del Ocean Viking sigue muy atenta el caso del Open Arms mientras espera un puerto seguro donde puedan desembarcar. "Otra vez sentimos una sensación de 'déjàvu'. Nos encontramos atrapados en estos laberintos que los gobiernos europeos crean para complicar nuestro trabajo. Y ante la ausencia de un mecanismo eficiente y formal pues otra vez estamos en un limbo, esperando a ver cuál va a ser la solución 'ad hoc', porque parece que van caso a caso", lamenta el presidente de Médicos Sin Fronteras, David Noguera, que solicita de una vez por todas un protocolo común que ayude a frenar las muertes en el Mediterráneo.

"Nos encontramos atrapados en estos laberintos que los gobiernos europeos crean para complicar nuestro trabajo" - David Noguera, presidente de MSF

Mientras que los 83 migrantes que quedaban a bordo del Open Arms -que lograron desembarcar en el puerto siciliano de Portompedocle la noche del martes después de 19 días sin deriva- se encuentran en el centro de acogida de Lampedusa, a la espera de que el juez de instrucción preliminar confirme su incautación, la ONG que llevó a cabo la operación de rescate, Open Arms, se enfrenta a una sanción de hasta 900.000 euros, si se cumple la amenaza esgrimida por el Gobierno español, que advierte que "el buque de la organización humanitaria no tiene permiso para realizar labores de rescate".

La multa, sin embargo, no parece frenar la férrea convicción de estas organizaciones en el trabajo que realizan, pues afirman que seguirán cumpliendo con la ley internacional marítima, que obliga a prestar ayuda a las personas naúfragas y trasladarlas al puerto seguro más cercano. En el primer semestre de 2019, más de 800 personas han perdido la vida en el Mediterráneo, denuncian.

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