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Cachemira, la herida que no se cierra

El nacionalista hindú Modi eleva la presión en Asia al suprimir la autonomía de una región que India y Pakistán se disputan desde hace 70 años

Cachemira, la herida que no se cierra

El pasado lunes el Gobierno del nacionalista indio Narendra Modi anunció la supresión del estatuto autónomo del que gozaban desde hace más de 70 años las áreas de Cachemira integradas en India. Un despliegue de 40.000 soldados, seguido de la detención de no menos de 500 políticos separatistas, la huida de los turistas y el bloqueo de las comunicaciones, puso en marcha la aplicación de una medida que contribuye a agravar la espiral de tensión que agita Asia.

Pakistán, que disputa a India la soberanía de esta región de mayoría musulmana sobre cuyo suelo las dos potencias nucleares ya han librado dos guerras, respondió con la expulsión del embajador indio, la suspensión de las relaciones comerciales y el corte de toda comunicación con sus vecinos. Aunque las autoridades paquistaníes han descartado por el momento recurrir a la fuerza, las protestas se han multiplicado a ambos lados de la frontera y el alcance del nuevo incidente entre dos países en frágil alto el fuego desde 2003 es incierto.

La medida decretada por Modi, y respaldada dos días después por un Parlamento en el que su partido (BJP, Partido Popular Indio) goza de amplia mayoría absoluta, afecta a los estados indios conocidos como Jammu y Cachemira, situados en el sur y el este de la montañosa región en disputa y que se extienden sobre un 45% de su territorio. Por su parte, Pakistán controla en el norte y el oeste Azad Cachemira, Gilgit y Baltistán, que cubren alrededor del 35% del territorio cachemir. El embrollo se completa con la presencia de China, administradora desde 1965 del 20% de Cachemira conocido como Aksai Chin.

Las raíces del conflicto de Cachemira se encuentran en el compartido pasado colonial de India y Pakistán. Del siglo XVII al XX, Reino Unido gobernó la mayor parte del subcontinente indio, primero indirectamente a través de la Compañía Británica de las Indias Orientales y, desde 1858, directamente a través de la corona británica. Con el tiempo, el poder de Gran Bretaña sobre su colonia se debilitó y un creciente movimiento nacionalista indio reclamó la soberanía de un territorio al que, tras la sangría de la II Guerra Mundial, Londres se vio obligado a conceder la independencia.

Lo que había sido la India británica quedó partida en dos naciones, basadas en sus respectivas identidades religiosas, en cumplimiento de un mandato del Parlamento de Londres que fijó la fecha tope de 1948 para liquidar la presencia colonial. El 14 de agosto de 1947 se formó la nación independiente de mayoría musulmana de Pakistán y, al día siguiente, la nación independiente de mayoría hindú de India. Desde entonces, los dos países se disputan la región de Cachemira.

Tras la partición, el estado principesco indio de Jammu y Cachemira, de mayoría musulmana, estaba gobernado por el maharajá Hari Singh, un hindú. A diferencia de la mayoría de los estados principescos del subcontinente, que se integraron en una nación u otra, Singh quería independiente a Cachemira. Para evitar la presión de unirse a una u otra de las dos nuevas naciones, el maharajá firmó un acuerdo con Pakistán que permitía a los cachemires seguir comerciando con el nuevo país y desplazarse por él. Pero India se negó a firmar un acuerdo similar.

La partición de la India británica en dos estados de base religiosa estuvo lejos de ser pacífica, ya que implicó el desplazamiento de catorce millones de personas. A medida que una intensa ola de violencia, saldada con cientos de miles de muertos, se extendió por las dos nuevas naciones, Pakistán presionó a Cachemira para que se integrara en el país musulmán. Rebeldes propaquistaníes se apoderaron de gran parte del oeste de Cachemira, y en septiembre de 1947, los miembros de la tribu pastún cruzaron la frontera desde Pakistán. Singh solicitó la ayuda india para evitar la invasión, pero Nueva Delhi le exigió integrarse en el país para recibir asistencia militar.

Singh estuvo de acuerdo y firmó el Instrumento de Adhesión, documento que alineó a Cachemira con India en octubre de 1947, en condiciones especiales reflejadas en el artículo 370 de la Constitución, el suspendido este lunes. El artículo permitió que la Cachemira india tuviera "autonomía limitada" en ciertas áreas, otorgándole jurisdicción para redactar sus propias leyes en todos los ámbitos, excepto Finanzas, Defensa, Exteriores y Comunicaciones.

La decisión del maharajá de entrar en India se reveló fatídica, pues marcó el comienzo de décadas de conflicto en la región, que incluyen tres guerras, dos de ellas libradas en territorio cachemir, y una insurgencia musulmana en zona india iniciada en 1989 y que hasta hoy ha costado al menos 47.000 muertos.

Esta larga rebelión desembocó en el frágil alto el fuego de 2003, aunque desde entonces los rivales intercambian fuego regularmente. Las tensiones aumentaron en septiembre de 2016, con un ataque islámico a una base india cerca de la llamada Línea de Control, la frontera de facto. La agresión se saldó con 19 soldados indios muertos en el ataque más letal en décadas. En febrero pasado, Pakistán aseguró haber derribado dos aviones indios sobre su área de Cachemira, justo un día después de que India afirmara que su fuerza aérea había lanzado ataques aéreos contra un supuesto campamento guerrillero en territorio paquistaní. Días después, India acusó a Pakistán de estar detrás de un ataque terrorista que mató a 40 paramilitares indios. En este contexto, los analistas estiman que la supresión de la autonomía cachemir, además de su componente nacionalista, está destinada a reforzar la seguridad en la frontera.

Tras la supresión del artículo 370, criticada por juristas indios como un ataque a la Constitución, el grupo de ultraderecha RSS, que asesora al gubernamental BJP, ha declarado que ahora "la India está completa" y se ha rectificado un "error histórico".

Pakistán, donde han salido multitudes a la calle para pedir la reposición del artículo, ha advertido por su parte que "India está jugando un juego peligroso de consecuencias graves para la estabilidad y la paz regional". También el ex primer ministro de Jammu y Cachemira, Mehbooba Mufti, coincidió en que la revocación tendrá serias implicaciones en el estado, en el conjunto de India y en todo el subcontinente. Precisamente, cuando toda la región indopacífica ha entrado en ebullición.

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