Más de 500 políticos, activistas y líderes separatistas han sido detenidos en la Cachemira india desde el martes para contener las protestas tras la decisión de Nueva Delhi de abolir la autonomía de la región, mientras prosigue el impuesto corte absoluto de las comunicaciones en casi todo el territorio.

Los arrestos se practicaron al tiempo que se imponía en la región una serie de medidas de seguridad y control por parte de los militares. Cientos de trabajadores indios se apresuraron a abandonar la ciudad de Jammu en respuesta a las medidas.

Mientras tanto, el Gobierno pakistaní suspendió ayer la única línea de tren que une el país con la India y prometió continuar prohibiendo las publicaciones de origen indio, un día después de expulsar al embajador indio en Islamabad a causa de la derogación de la autonomía de Cachemira.

A pesar de estas medidas, el ministro de Exteriores de Pakistán, Shah Mehmood Qureshi, aclaró que su Gobierno "no está examinando la opción militar" para responder a los problemas en el territorio disputado.

El jefe de la diplomacia paquistaní matizó la reacción de Islamabad a la decisión de Nueva Delhi de derogar el estatus especial del que venía gozando históricamente el estado de Jammu y Cachemira. El Gobierno paquistaní rebajó el miércoles las relaciones políticas y comerciales como represalia.