El Gobierno indio decidió ayer retirar a la región de Cachemira su estatus autonómico especial con el impulso de una ley que divide la región en "dos territorios de la unión", lo que conlleva el fin de sus principales competencias y otorga mayor control a Nueva Delhi. Cachemira es el principal punto de conflicto entre India y Pakistán, que han librado dos guerras por su control y en 1998 estuvieron al borde del choque nuclear.

La medida deja sin efecto el artículo 370 de la Constitución india, que otorga un estatus especial a Jammu y Cachemira. El BJP del primer ministro Narendra Modi, que arrolló en las legislativas de mayo, ya había advertido entonces que daría este giro radical a siete décadas de política india.

Jammu (de mayoría hindú), y Cachemira (de mayoría musulmana), pasa ahora a ser "territorio de la unión" y se escinde de la región la zona de Ladakh (de mayoría budista), que se convierte en otro "territorio de la unión". La ley fue presentada en la Cámara Alta por el ministro de Interior, Amit Shah, entre gritos de la oposición, seguidos por un polémico debate de ocho horas que terminó con el "sí" mayoritario.

La posibilidad de que el Gobierno diera este paso se intuía desde el viernes, cuando de repente las autoridades indias cancelaron en Cachemira una importante peregrinación hindú y pidieron la evacuación de todos los turistas.

El domingo las autoridades desplegaban 25.000 tropas en la región, una de las más militarizadas del mundo y que se disputan las dos potencias nucleares vecinas. Algunos de los principales líderes opositores locales fueron puestos bajo arresto domiciliario, mientras se cortaron las comunicaciones por completo y se impuso el artículo 144 del Código Penal, que prohíbe las reuniones de más de cuatro personas. Las imágenes vía satélite mostraban ayer calles desiertas, a excepción de soldados desplegados cada pocos metros entre barricadas.

El estatus especial de Cachemira se remonta a 1947, tras la división de la India británica en dos estados, Pakistán y la India. Cachemira pasó a estar controlada por Nueva Delhi a condición de que mantuviera para la región competencias especiales.

El Gobierno de Pakistán, donde se registraron manifestaciones de protesta, calificó la decisión como una medida contraria a las resoluciones de la ONU y aseguró que ejercerá todas las opciones posibles para revertirla.