El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, dio ayer la cara por su vicepresidente, Matteo Salvini, al declarar ante el Senado sobre la supuesta financiación rusa de su partido, la ultraderechista Liga, ya que él se niega a dar explicaciones: "Seguramente por ahora no me constan elementos que resquebrajen la confianza que nutro por todos los componentes del Gobierno". Ante esto, el primer ministro tuvo que escuchar las críticas y abucheos de la bancada de la oposición de izquierda.

La Fiscalía de Milán (norte) investiga si la Liga de Salvini trató de obtener u obtuvo financiación por parte de Rusia mediante una serie de intermediarios próximos al ministro.