El narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán, de 62 años, fue condenado ayer a cadena perpetua en EE UU y la justicia le impuso la confiscación de 12.600 millones de dólares (unos 11.200 millones de euros) en compensación por traficar miles de toneladas de drogas. Sentenciado en Nueva York, Guzmán tildó al país que le juzgó de "corrupto", mientras que su defensa consideró que su juicio fue un "show" y anunció que planea recurrir la decisión.

"El Chapo", de 62 años, ya había sido declarado culpable el pasado febrero por un jurado de los 10 cargos que afrontaba, incluida la participación en una empresa criminal continuada y los cargos de tráfico de drogas, entre otros.

El juez Brian Cogan, del tribunal de Brooklyn, aceptó así lo requerido por la Fiscalía de EE UU y condenó de una a ocho cadenas perpetuas al Chapo, como marca la ley, por mantener de forma continuada una organización criminal, además de 30 años por el uso de armas de forma violenta, y 240 meses por blanqueo de dinero.

El capo pudo hablar ante el tribunal antes de dirigirse, ya de por vida, a la prisión y dijo que él esperaba que su fama no fuera un "factor determinante para administrar justicia", pero denunció que al final "no ha sido así". El mexicano, que permaneció hasta ayer en una cárcel federal considerada una de las más seguras de EE UU, afrontó un proceso judicial de tres meses en el que se escuchó a 56 testigos, entre ellos antiguos socios y empleados, y tras seis días de deliberaciones el jurado le halló culpable. "El Chapo", encontró en el narcotráfico un negocio que le llevó a acumular una gran fortuna y salir de la pobreza en la que creció, y que sin embargo ahora le arrastra de vuelta a la penumbra. El poder y dinero acaparados por el mexicano llevaron a la revista "Time" a situarlo en 2009 entre las 100 personas más influyentes del planeta y a "Forbes" a incluirlo en la lista de las personas más ricas del mundo. El fundador del cártel de Sinaloa saltó a la fama internacional por sus escapadas de prisión. La primera en 2001, y la segunda y más conocida, en 2015, cuando huyó por un túnel al que se accedía desde su propia celda.

Su último arresto desembocó en su extradición a EE UU en 2017, y le llevó a pasar dos años y medio en una unidad de aislamiento donde las estrictas condiciones de su encierro paradójicamente le han dado aún más visibilidad.