El presidente de EE UU, Donald Trump, alimentó ayer la polémica generada por los tuits en los que pidió "volver a su país" a cuatro congresistas demócratas latinas y negras que son ciudadanas estadounidenses, al acusarlas, además, de "racistas" y exigir que se disculpen con la nación. Trump echaba así leña al fuego de la polémica que comenzó este domingo, cuando preguntó en un tuit "por qué esas legisladoras no vuelven a sus países y ayudan a arreglar los lugares completamente rotos e infestados de crimen de donde vienen".

En medio de una fuerte controversia que ha generado nuevas acusaciones de racismo y supremacismo blanco contra Trump, el presidente redobló sus críticas a las legisladoras, que llegaron al Congreso este año y se han convertido en voces muy influyentes en el movimiento progresista en EE UU. "Si los demócratas quieren unirse en torno a las expresiones repugnantes y el odio racista que escupen las bocas y acciones de estas congresistas tan impopulares y que no representan (al pueblo), será interesante ver cómo les salen las cosas", escribió el magnate. "Puedo decirles que ellas han hecho que Israel se sienta abandonado por los Estados Unidos".

La escalada verbal del magnate se produce en el contexto de las redadas masivas para la deportación de inmigrantes que tienen lugar en varias ciudades del país, y de las que no se tienen aún datos debido al bloqueo de información que lleva a cabo la Casa Blanca.

Trump aseguró ayer que las redadas "son exitosas" y afirmó que "a muchos" de los inmigrantes que entraron en el país "de manera ilegal se los llevaron el domingo". El presidente pidió a los agentes que se centren "en los criminales, aunque hubiera sido más fácil centrarse en la población general". Cuando se le preguntó por datos específicos, se limitó a contestar que "mucha de esa información no es necesariamente pública".

El director del departamento de Ciudadanía Americana y Servicios de Inmigración, Ken Cuccinelli, aseguró no tener "detalles de la operación", ni siquiera el número de arrestos que se practicaron desde el comienzo de la operación, el sábado en Nueva York (sin detenciones). En torno a un millón de personas tienen órdenes de arresto en su contra.