El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, acudió ayer a la Eurocámara a vender el reparto de los cargos comunitarios pactado por los líderes de la UE en una de las cumbres más largas de su historia. A Tusk, que dejará el cargo en manos del ahora primer ministro belga, Charles Michel, le llovieron las críticas, aunque ninguna de las tres grandes familias políticas (populares, socialistas y liberales) dio muestras de que vaya a vetar la confirmación de la alemana Ursula von der Leyen para presidir la Comisión Europea, Josep Borrell para llevar la diplomacia comunitaria y la francesa Christine Lagarde para dirigir el BCE.

De todas formas, el malestar de los portavoces con el acuerdo, que cuestiona la independencia de la Eurocámara y deja sin representación en la cúpula de la UE a los países del Este, quedó patente en sus intervenciones.

"Han abierto ustedes un conflicto político muy grave entre el Consejo y el Parlamento sobre quién decide en Europa", advirtió a Tusk el vicepresidente del PPE, Esteban González Pons. La cúpula, acusó, "prescinde" de los países del Este y además recoge ya una estructura de vicepresidencias para la Comisión que no se ha debatido con la propia Von der Leyen.

No obstante, avanzó que el PPE apoyará a la candidata alemana a presidir la Comisión en el voto de confirmación de dentro de dos semanas, una postura que le ha ganado las críticas de socialistas y Verdes por "falta de coherencia".

La presidenta del grupo socialdemócrata, Iratxe García, fue más tibia en sus críticas y evitó adelantar la posición de su grupo, dividido entre las delegaciones nacionales que respaldan el pacto entre los países, como la española, y los que votarán en contra, como la alemana, después de que el SPD ya obligara a la canciller, Angela Merkel, a abstenerse en la nominación de Von der Leyen para salvar su coalición de Gobierno.

El presidente del grupo liberal, Dacian Ciolos, se mostró partidario de que para los próximos comicios europeos haya ya un sistema "establecido con un acuerdo entre Parlamento y Consejo" para democratizar la elección de los diferentes líderes en la UE. Pero tampoco avanzó ningún veto.

Entre tanto, Manfred Weber, que era el candidato del PPE para presidir la Comisión, culpó ayer al "eje" formado entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, de que su candidatura no prosperara. "Hubo conversaciones en la habitación de atrás y sesiones nocturnas", se quejó Weber, que asegura que en aquellas se "desmontó" el principio de los candidatos principales para la designación del nuevo responsable de la CE.

"Estoy muy decepcionado, está claro. Como político se sabe que se puede ganar o perder elecciones. Pero que Emmanuel Macron y Víktor Orbán quitaran simplemente de la mesa el resultado electoral, no me lo esperaba", declaró Weber.