La sede del Parlamento de Hong Kong estuvo este lunes varias horas ocupada por los cientos de manifestantes, que irrumpieron a la fuerza, provocando daños materiales y ondeando las banderas de la antigua colonia británica de Hong Kong y una versión en blanco y negro de la Bauhinia, símbolo de las protestas.

Los activistas irrumpieron en el recinto tras varias horas de asedio protegidos por escudos de fabricación casera, cascos amarillos y paraguas.

Los manifestantes han reiterado sus cinco demandas dirigidas a la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, incluida su propia dimisión. En un comunicado conjunto, la oposición exige así investigar el uso por la Policía de pelotas de goma y bolsas de perdigones contra los manifestantes, retirar todos los cargos presentados contra manifestantes desde el 12 de junio, liberar a todos los detenidos y, por encima de todo, la retirada de la ley de extradición a China.

Pero, ¿en qué consiste la ley de extradición a China?

Esta polémica ley de extradición, suspendida temporalmente, permitiría a la Jefatura del Ejecutivo local y a los tribunales de Hong Kong tramitar las solicitudes de jurisdicciones sin acuerdos previos -en particular, China y Taiwán-, ni supervisión legislativa.

La propuesta de ley de extradición se ha topado con la oposición de un amplio espectro social, de estudiantes a empresarios, que han expresado su preocupación por el riesgo de que residentes en Hong Kong acusados de delitos sean trasladados a la parte continental de China.

De aprobarse, los tribunales locales podrán revisar los casos de esta índole de manera individual y usar poder de veto para impedir ciertas extradiciones.

El Ejecutivo hongkonés insiste por su parte en que el texto intenta tapar un vacío legal.

Pero los opositores temen que con la nueva ley activistas locales, periodistas críticos o disidentes residentes en Hong Kong también podrían ser enviados a la China continental para ser juzgados.