Estados Unidos y China abrieron la puerta ayer al final de su guerra comercial con el compromiso de sentarse a negociar. Ese acercamiento fue uno de los resultados concretos de la cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka, que ayer concluyó con un pronunciamiento "a favor de los fundamentos del libre comercio".

Los mandatarios de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, acordaron reanudar las negociaciones comerciales durante la reunión que mantuvieron en el marco de la cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka. Los dos países abordarán "temas específicos" para finalizar a la guerra comercial, mientras que EE UU se compromete a no imponer aranceles adicionales a los productos chinos.

Durante el encuentro, Xi manifestó que "la cooperación y el diálogo son mejores que las fricciones y la confrontación" y que desea seguir manteniendo contactos frecuentes con Trump para promover unas "relaciones bilaterales estables". Los dos países se benefician más de la cooperación, un hecho que "no ha cambiado" en los últimos 40 años pese a los grandes cambios en la situación internacional, afirmó el presidente chino. Por su parte, Trump afirmó que el diálogo con China para contener la guerra comercial está "de nuevo por buen camino" y considera que la reunión con Xi fue "incluso mejor" de lo que él mismo podría esperar. El encuentro deja de entrada la intención de ambos mandatarios de volver a acercar posturas tras la aparente ruptura de las negociaciones en mayo y el posterior intercambio de aumentos arancelarios. Como medida inmediata, la Casa Blanca permitirá a las empresas estadounidense que vendan productos al fabricante chino Huawei, según anunció Donald Trump. La tregua deja entrever que las dos partes no aplicarán nuevas medidas que hagan empeorar la situación, pero queda por ver si están dispuestas a hacer concesiones para llegar a un acuerdo definitivo.

Por el momento, sigue sin resolverse las dificultades para que las empresas estadounidenses accedan al mercado chino o que, una vez ahí, partan en desventaja frente a las estatales chinas, subsidiadas por Pekín. Tampoco hay una postura común en propiedad intelectual, transferencia forzada de tecnología o ciberseguridad. Las tensiones entre las dos partes tienen su origen en el desequilibrio de la balanza comercial a favor de China, que exporta 419.000 millones de dólares más de lo que importa desde EE UU. La disputa comercial ya costó a las empresas de ambos países miles de millones de euros y llegó a afectar a las líneas de producción y suministro.

Descontento global

Los líderes del G20 "estuvieron de acuerdo en su determinación por favorecer el crecimiento económico" y mostraron su "ansiedad y descontento en el contexto de globalización" y por "el sistema comercial global", según expuso el primer ministro nipón, Shinzo Abe, en una rueda de prensa al término de la reunión de dos días en Osaka. Además, los países que participan en este foro reafirmaron la "irreversibilidad" de los Acuerdos de París y se comprometieron a potenciar sus medidas nacionales contra el cambio climático, con la excepción de Estados Unidos. 2020 será el año para "actualizar las contribuciones nacionales" a la lucha común contra el calentamiento global, según la declaración conjunta. En el documento se añade un punto en el que Estados Unidos "reitera su decisión de retirarse de los Acuerdos de París porque suponen una desventaja para los trabajadores y contribuyentes estadounidenses". La cumbre sirvió también para que la canciller Merkel tranquilizara a la opinión pública sobre sus posibles problemas de salud, al señalar que sus temblores. "Me encuentro bien. Estoy convencida de que de la misma manera que esta reacción hizo su aparición, también volverá a desaparecer", señaló.

Tras la cumbre, Trump viajó ayer a Corea del Sur con el propósito de mantener un encuentro en la frontera con el con el líder norcoreano Kim Jong-un.