La elevada tensión en Oriente Medio consumió ayer una jornada marcada por nuevas sanciones de Estados Unidos a Irán, movimientos diplomáticos y reafirmaciones del régimen de los ayatolás. El presidente de EE UU, Donald Trump, anunció la imposición de sanciones financieras al líder supremo iraní, Ali Jamenei, y a ocho comandantes iraníes. Washington anunció, además, sanciones inminentes al ministro de Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, una figura clave en la negociación del acuerdo nuclear de 2015.

"Esta medida responde a una serie de comportamientos agresivos del régimen iraní en las últimas semanas, incluido el derribo de un dron estadounidense" el pasado jueves, afirmó Trump. "El líder supremo de Irán es el responsable último de la conducta hostil del régimen. En su país le respetan, y su oficina supervisa los instrumentos más brutales del régimen, incluidos los Guardianes de la Revolución", subrayó el presidente de EE UU.

No obstante, Trump reiteró que le "encantaría poder" negociar con Jamenei para rebajar las tensiones bilaterales, una oferta que el líder supremo iraní ha venido rechazando hasta ahora. Jamenei "tiene potencial para tener un gran país, y pronto, muy pronto", si negocia con EE UU, subrayó el magnate norteamericano.

Mientras tanto, desde Teherán, las autoridades iraníes aseguraron que ninguno de los ataques cibernéticos lanzados por EE UU contra los ordenadores que regulan los sistemas de lanzamientos de misiles iraníes ha tenido éxito. Teherán calificó la ciberofensiva de "grave error, ya que es una acción que va en contra del Derecho internacional y puede ser objeto de seguimiento; esa confesión puede ser la base" de eventuales demandas, añadieron fuentes oficiales iraníes.

Ataque anulado

Washington anunció el domingo que el jueves había lanzado esos ciberataques en respuesta al derribo de uno de sus drones espías por Teherán y una vez que Trump anuló en el último momento un ataque con misiles contra Irán al ser informado de que podría causar hasta 150 muertos.

En paralelo, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, viajó al golfo Pérsico para reunirse con dos de los principales aliados de Washington en la región, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Pompeo se entrevistó con el rey saudí, Salman bin Abdelaziz, con quien, según destacó en un tuit, habló de "la necesidad de promover la seguridad marítima en el estrecho de Ormuz".

El pasado día 13 dos petroleros fueran atacados en Ormuz y Washington acusa a Irán de estar detrás del sabotaje. Un tercio del petróleo transportado por vía marítima en el mundo pasa por ese estrecho, paso desde el golfo Pérsico hacia el océano Índico.

Tras su escala en Arabia Saudí, Pompeo voló a Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, para reunirse con el príncipe heredero.