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La brecha en la fortaleza Erdogan

La amplia victoria del laico Imamoglu en Estambul le convierte en candidato a liquidar en 2023 dos décadas de reinado del autoritario líder islamista

Imamoglu celebra su triunfo.

El empecinamiento del presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, en que se repitieran las elecciones municipales de Estambul del pasado 31 de marzo le ha acarreado una doble derrota. No solo su candidato, el ex primer ministro Binali Yildrim (AKP), ha vuelto a caer derrotado ante el opositor Ekrem Imamoglu (CHP, laico socialdemócrata), sino que el estrecho margen de entonces (14.000 papeletas) se ha disparado hasta las 806.000. Casi nueve puntos porcentuales en la mayor ciudad de Europa -15 millones largos de habitantes, casi el 20% del total de los turcos-, que genera más de un tercio de la riqueza del país y que durante el último cuarto de siglo había sido un feudo indiscutible de los islamistas que encabeza Erdogan. Precisamente, desde que el actual presidente se convirtió en su alcalde en 1994.

Las consecuencias de esta doble derrota se amplifican en el plano simbólico hasta abrir toda una brecha en la fortaleza de Erdogan, presidente desde 2014, tras haber sido primer ministro desde 2004, y con mandato hasta 2023.

Lanzado a una deriva autoritaria que se ha vuelto imparable bola de nieve desde el fallido golpe de Estado de 2016, Erdogan, cuyas funciones presidenciales se vieron reforzadas con prerrogativas legislativas y judiciales tras la reforma constitucional de 2017, acaba de recibir un aviso muy serio: una nutrida porción de los turcos se opone tanto a la islamización forzosa de una república que nació bajo el estandarte del laicismo como a la escalofriante degradación de una democracia que, valga solo un ejemplo, mantiene encarceladas a 50.000 personas con acusaciones de terrorismo.

Frente a esta apisonadora, el CHP está construyendo una red de poder local en la que, junto a Estambul, se alzan plazas ya ganadas en marzo. Entre ellas figuran la capital, Ankara, y grandes urbes como Esmirna (4,3 millones), Mersin (1,8 millones) o Adana (1,7 millones). "Bofetada popular" y "Victoria del pueblo" fueron ayer algunos de los titulares con los que la prensa desafecta al líder islamista acogió el resultado de unos comicios municipales que los medios oficialistas despacharon con un escueto "Estambul celebró elecciones".

El remate del adverso proceso estambulí ha sido que Imamoglu, un oscuro alcalde de distrito hasta hace unos meses, es ahora un rostro familiar para millones de turcos. Y su objetivo, claro, no es otro que arrebatarle la presidencia a Erdogan en 2023.

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