El pleno del Senado brasileño rechazó ayer el decreto firmado en mayo pasado por el presidente Jair Bolsonaro que flexibiliza las normas para la compra y porte de armas, y por el que el mandatario abogó hasta el último momento.

La decisión, adoptada por 47 votos a 28, supone una dura derrota para el líder ultraderechista, aunque el asunto pasará ahora a la Cámara de Diputados, que tendrá la última palabra y en la que el sector gubernamental puede contar con una amplia mayoría.

La mayoría de los senadores consideró que una materia así no puede ser decidida por decreto y sólo se puede tramitar en forma de proyecto de ley, lo que implicaría meses de debate parlamentario. Bolsonaro hizo de la liberalización del porte de armas una de las claves de su campaña presidencial.