El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, aseguró ayer que el expresidente egipcio Mohamed Mursi "no murió de forma natural, sino que fue asesinado". Erdogan aseguró que "Turquía hará todo lo necesario para juzgar a Egipto en los tribunales internacionales".

Mursi murió el lunes de un ataque al corazón, según informaciones oficiales, en un receso de una sesión del juicio al que era sometido en El Cairo por espionaje. La dictadura egipcia del general Al Sissi apenas ha facilitado información sobre los hechos, silenciados por los medios de comunicación locales.

Mursi fue enterrado el martes en El Cairo, entre grandes medidas de seguridad y en presencia de solo una decena de personas, después de que las autoridades prohibieran que se le inhumase en su localidad natal. Los Hermanos Musulmanes, organización islamista ilegalizada por El Cairo, había convocado a un funeral multitudinario.

Mursi, de 67 años, se convirtió en 2012 en el primer presidente electo del país, después de imponerse en los comicios celebrados tras la caída de Hosni Mubarak un año antes, y fue derrocado en 2013 en un golpe de Estado militar.

Tras su salida del cargo, fue detenido y juzgado por numerosos casos --en uno de ellos llegó a ser condenado a muerte-- que él rechazó y describió como una campaña política en su contra.