El presidente estadounidense, Donald Trump, se reunió ayer con el jefe del Gobierno de Dublín, Leo Varadkar, en la primera jornada de una visita oficial de dos días a Irlanda que está marcada por las protestas convocadas en todo el país por la coalición "Stop Trump".

Tras aterrizar en el aeropuerto de Shannon, al oeste de la isla, entre fuertes medidas de seguridad, Trump hizo unas declaraciones en las que expresó su apoyo al Brexit y confió en que la salida de Reino Unido de la UE no provoque un restablecimiento de la frontera "dura" en el interior de Irlanda, condición clave para la salud económica de la isla y para el mantenimiento de la paz fraguada en 1998 en los Acuerdos de Viernes Santo.

"Creo que todo saldrá bien y se solucionará vuestro muro, vuestra frontera. Nosotros tenemos un asunto fronterizo en Estados Unidos", dijo un Trump que no parecía muy al tanto del problema irlandés. Tanto que Varadkar tuvo que intervenir de inmediato para precisar que lo que busca el Gobierno de Dublín es evitar "una frontera o muro" entre el Ulster y el resto de la isla.