Mientras el presidente de EE UU, Donald Trump, participaba ayer en la localidad inglesa de Portsmouth en el arranque de los actos conmemorativos del 75.º aniversario del Desembarco de Normandía, su homólogo chino, Xi Jinping, tomaba tierra en Moscú para estrechar lazos con el presidente ruso, Vladimir Putin, con motivo del 70.º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la URSS y la recién nacida China comunista.

Las relaciones entre Pekín y Moscú están en su mejor momento y, ayer, en el Kremlin, fraguaron en una contraofensiva a la guerra comercial que enfrenta a Trump con China, quintaesenciada en el veto al gigante tecnológico Huawei, líder mundial en el desarrollo de la tecnología 5G.

Putin, que sufre las sanciones de EE UU por Crimea, y Xi se trataron de "querido amigo" y anunciaron medidas para enfrentarse a las "infundadas" restricciones de exportaciones, en particular de altas tecnologías, sector donde denunciaron que se utiliza "la excusa de garantizar la seguridad nacional". Trump justificó su veto a Huawei en acusaciones de espionaje industrial, y calificó a la firma de "instrumento" de Pekín.

Ambos mandatarios firmaron ayer un documento que, sin citar a la Casa Blanca, anuncia planes para "oponerse a la dictadura política y al chantaje en la cooperación comercial y económica internacional, y condenar la aspiración de algunos países a arrogarse el derecho a decidir los modos de cooperación entre otros Estados".