La ultraderecha abandonó ayer en bloque el gobierno de coalición austriaco, donde ocupaba las carteras de Interior, Defensa, Exteriores, Transportes y Sanidad. Los cinco ministros del Partido Liberal (FPOE) anunciaron su salida del Ejecutivo, en el que estaban desde diciembre de 2017, en protesta por la destitución del ministro de Interior, Herbert Kickl. El canciller, el conservador Sebastian Kurz, justificó el cese por la necesidad de investigar con transparencia el escándalo de corrupción que el sábado precipitó la caída del líder ultra, Heinz-Chritian Strache.

Kurz resaltó que Kickl era secretario general y responsable de las finanzas del FPOE cuando en el verano de 2017 se grabó en Ibiza el vídeo robado en el que Strache se mostraba dispuesto a dar contratas públicas a un oligarca ruso a cambio de financiación ilegal para su partido. El canciller opinó que Kickl debería haber dimitido como Strache, para despejar cualquier duda sobre posibles intromisiones en la investigación.

Los puestos de los ultras serán ocupados por técnicos de los respectivos departamentos. La oposición socialdemócrata ha pedido un Ejecutivo de expertos para el periodo de transición hasta las elecciones previstas para principios de septiembre.

La filtración del vídeo que ha tumbado a Strache dirigió ayer las miradas en Austria hacia un controvertido humorista alemán, Jan Böhmermann, conocido en media Europa por haber llamado en su día "follacabras" al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Böhmermann deslizó este jueves en su programa satírico semanal del canal público germano ZDF, una frase aparentemente irrelevante sobre el país vecino. "Puede que mañana arda Austria", dijo sin venir mucho a cuento y sin dar más explicaciones. Y al día siguiente por la noche estalló el escándalo cuando dos medios alemanes, el "Süddeutsche Zeitung" y "Der Spiegel", publicaron en exclusiva el vídeo de Strache. Apenas unos minutos más tarde Böhmermann colgaba en su perfil de Twitter un enlace al videoclip del grupo holandés Vengaboys "We're going to Ibiza", sin hacer ningún comentario, pero despertando todo tipo de especulaciones.

Ya en abril pasado, el humorista había dado lo que ahora se considera una pista al disculparse por no asistir a una entrega de premios y alegar que estaba bebiendo "Red Bull", bebida de origen austríaco, "con algunos amigos del FPOE en una villa de oligarcas rusos en Ibiza".