El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recurrió ayer a su prerrogativa de veto para impedir el acceso del Congreso al informe íntegro del fiscal especial Robert Mueller sobre la trama rusa. La decisión presidencial anuncia una batalla en los tribunales. En 1974, el Tribunal Supremo estudió un caso similar durante el escándalo Watergate, que entonces afectaba al presidente Richard Nixon, y limitó la capacidad presidencial de invocar el llamado "privilegio ejecutivo".

El anuncio del veto de la Casa Blanca llegó mientras la comisión de Justicia de la Cámara de Representantes, presidida por el demócrata Jerry Nadler, se disponía a votar la posibilidad de declarar en desacato al fiscal general, William Barr, por negarse a entregarles la versión sin censurar del informe. La Comisión dio dos plazos a Barr para la entrega -los pasados viernes y lunes- y los dos fueron incumplidos.

Anoche se daba por descontado que, vista la mayoría demócrata en la Comisión, la votación saldría adelante, lo que dejaría en manos del pleno de la Cámara Baja -también de mayoría demócrata- la decisión de solicitar un proceso judicial federal contra Barr.

La versión censurada del informe Mueller deja entender que el fiscal especial no halló pruebas de que el equipo de campaña de Trump colaborara con Rusia en su presunta injerencia en las elecciones de 2016, pese a que detecta reiterados contactos entre ambas partes durante la campaña. El informe censurado arroja, además, dudas sobre una presunta obstrucción a la Justicia por parte del mandatario. En concreto, según la parte del documento que se conoce, Trump intentó obstaculizar la acción judicial sin conseguirlo, entre otras razones por incumplimiento de sus órdenes por parte de su entorno.

En el informe, Mueller descarta la conspiración con Rusia pero no se pronuncia sobre la obstrucción a la Justicia y deja en manos del polémico Barr la decisión. Tras ser finalizado el informe en marzo, Barr hizo un escueto resumen de cuatro páginas en el que exculpaba al Presidente, lo cual le ha valido numerosas críticas demócratas de actuar al servicio del magnate y no de los intereses de la nación.

La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, ha respaldado la iniciativa contra Barr y ha denunciado que "todos los días" la Administración obstruye las investigaciones del Congreso en torno a la presunta injerencia electoral rusa. El departamento de Justicia, que dirige Barr, divulgó en abril las 448 páginas del informe Mueller, pero lo hizo con un millar de tachaduras y siete páginas completamente censuradas.

Para Pelosi, Trump, "intenta a diario provocar a los legisladores demócratas e impulsarlos a iniciar un proceso de 'impeachment' en su contra". Pelosi es contraria a poner en marcha un "impeachment", que difícilmente saldría adelante en el Senado, alegando que un proceso así ahondaría la profunda división que sufre el país. "Trump no se lo merece", concluyó ayer la líder demócrata en declaraciones a la CNN.