El fracaso de la asonada que intentó desencadenar el martes el autoproclamado presidente venezolano, Juan Guaidó, ha discurrido sobre un telón de fondo propio de un culebrón: el de las declaraciones difundidas desde EE UU sobre la supuesta disposición del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a dejar el país rumbo a Cuba. Una huida que, según EE UU, habría sido abortada por Rusia en el último minuto.

Las informaciones sobre una conspiración contra Maduro y sobre su supuesta voluntad de renunciar al poder fueron difundidas desde EE UU por el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton; el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado para Venezuela, Elliott Abrams.

El mismo martes, Bolton aseguró que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino; el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Mikel Moreno, y el comandante de la Guardia Presidencial, Rafael Hernández, habrían pactado con la oposición la renuncia de Maduro al poder para abrir "una transición pacífica", a cambio de retener sus cargos. Según Bolton, los tres dirigentes se habrían comprometido a presionar a otros responsables militares y civiles para que les siguieran. Sin embargo, en el último momento se habrían echado atrás al advertir que Rusia y Cuba habían alertado a Maduro de sus maniobras. En sus declaraciones del martes, Bolton confió en que en las horas siguientes, Padrino, Moreno y Hernández rectificaran y cumplieran "sus compromisos".

La pieza de Bolton, no contrastada pero verosímil, giró al culebrón al intervenir Pompeo y Abrams con declaraciones adicionales. Pompeo subió la apuesta y, contradiciendo la línea argumental de Bolton, afirmó el mismo martes que Maduro ya "tenía un avión en la pista, estaba listo para irse" rumbo a Cuba, pero desistió porque Rusia intervino y le convenció de no marcharse. Este extremo fue desmentido tanto por Moscú, que lo atribuyó a una "guerra informativa" de EE UU, como por el propio Maduro, que calificó de "loco" a Pompeo y su "pandilla". A la vez que callaba sobre las afirmaciones de Bolton.

La guinda la puso, ya el miércoles, Abrams que, tras haber sostenido desde el martes que EE UU no había participado en las negociaciones, se quejó de que los negociadores chavistas no se le ponían al teléfono: "Me he encontrado con que muchos de ellos han apagado sus móviles", lamentó el enviado de Trump.