Al menos tres personas, entre ellas un civil, murieron y otras tres resultaron heridas ayer en una serie de explosiones y un tiroteo entre las fuerzas de seguridad y un grupo de personas armadas al este de Sri Lanka, durante una redada tras los atentados del domingo en los que murieron 253 personas.

Las fuerzas de seguridad lanzaron una operación tras recibir un aviso de la existencia de un piso franco para personas vinculadas con los atentados suicidas, según afirmó la oficina de comunicación del Ejército.

Durante la operación en la ciudad oriental de Kalmunai, pegada a la localidad de Samanthurai, se desencadenó un tiroteo y se produjeron tres explosiones.

El Ejército afirmó que recuperó dos cadáveres de supuestos terroristas que habrían fallecido en explosiones suicidas, y añadió que por el momento se han limitado a acordonar la zona hasta que las tropas aseguraran el perímetro. Las autoridades no especificaron la identidad de los tres heridos.

"Es difícil llevar a cabo una operación de búsqueda o de limpieza durante la noche, será hecha mañana por la mañana", añadieron en el comunicado.

La redada llega después de los atentados suicidas a tres iglesias y tres hoteles de lujo en Sri Lanka, que dejaron además cerca de 500 heridos, y de los que se responsabilizó el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS). Y tiene lugar el mismo día en que el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, afirmó que han detectado la presencia en la isla de al menos 130 personas sospechosas de tener vínculos con el grupo.

En una rueda de prensa, Sirisena afirmó que las autoridades arrestaron a 70 de ellos.

Nueve suicidas

La serie de ataques ocurridos el domingo casi simultáneamente fueron cometidos por al menos nueve suicidas cargados de potentes explosivos.Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial, también en Colombo.

Atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y en el que, según datos de la ONU, perecieron más de 40.000 civiles.