El dictador norcoreano, Kim Jong-un, llegó ayer a Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso, donde hoy se reunirá por primera vez con el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, en la esperanza de contar con un aliado para reconducir las negociaciones con Estados Unidos para la desnuclearización de la península coreana.

"Espero que esta visita sea exitosa y útil, y espero que durante las conversaciones con el presidente Putin pueda abordar los temas relacionados con la solución de los problemas de la península coreana y el desarrollo de nuestras relaciones", dijo Kim al poco de cruzar la frontera norcoreana-rusa y pararse en la localidad de Jasán.

Aparte de los elogios hacia Rusia, país que su padre, Kim Jong-Il, "amaba" y que visitó en tres ocasiones (2001, 2002 y 2011), fue lo único que el líder norcoreano dijo acerca del primer encuentro que mantendrá con Putin en la Universidad Federal del Lejano Oriente, en la isla Russki.

Kim fue recibido con honores militares en la estación ferroviaria de Vladivostok, en la primera visita del líder norcoreano a Rusia desde que llegó al poder, en 2011.

Entre tanto, Rusia decidió ayer entregar por la vía exprés la ciudadanía a los residentes prorrusos del revuelto este de Ucrania para "defender sus derechos", lo que ha sido calificado en Kiev de "golpe" al proceso de paz y provocado llamamientos a la comunidad internacional a recrudecer las sanciones contra Moscú.

Iván Aparshin, asesor militar del presiente electo de Ucrania, el cómico Vladimir Zelenski, desaconseja al ganador de las elecciones del domingo dialogar con Putin directamente y le recomienda que recurra a la mediación de las principales potencias de Occidente.